'Los amigos de ellos dos': una comedia simple con final surrealista

La obra, que podemos definir como una comedia de interiores con un desenlace inusual, se centra en dos matrimonios de amigos que llevan doce años cenando juntos todos los jueves. Una de estas parejas está presente en el escenario y es la que conversa, mientras que la otra no se presenta a la cena ese día. Esta ausencia da pie a que se hable de los ausentes, de la relación entre ambas parejas y de la confrontación entre Nicolás (David Lorente) y Elisa (Malena Alterio), quienes aprovechan la situación para expresar sus verdades, sus dudas e incluso sus frustraciones. A lo largo de la conversación, entre muchos momentos de escasa profundidad dialógica, emergen tensiones, secretos y todo aquello que suele pensarse, pero no decirse, en una relación de pareja anclada en la rutina. Esto pone a prueba los lazos de amistad con los amigos ausentes y revela verdades ocultas con las que convive cualquier matrimonio convencional. La conversación y el enfrentamiento entre los personajes revelan tanto sus debilidades como sus fortalezas, explorando cómo el paso del tiempo afecta a las relaciones y cómo las expectativas y deseos no cumplidos pueden destruir incluso las amistades más sólidas y los matrimonios que no se amparan en la cobardía de «dejarlo estar». Si entendemos que estos cuatro amigos representan un símbolo de la sociedad, los espectadores, acostumbrados a ver obras que van más allá del superficial entretenimiento, también pueden reflexionar sobre las relaciones de poder y sumisión que existen en la sociedad. En esta relación se contraponen los ricos, guapos, triunfadores y afortunados con aquellos que son más mediocres en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, el texto no transmite un sentido crítico humanizante.

El alma y motor de Los amigos de ellos dos son los conocidos actores de cine y televisión, Malena Alterio y David Lorente. Estos talentosos intérpretes destacan por su magnífica dicción, gestos y expresión corporal, aportando la vis cómica y la teatralidad necesaria que una obra como esta requiere. Más barroco él y más adusta ella, logran un equilibrio interpretativo que cautiva a un público que, en general, ya tienen entregado antes de abrir la boca. Ellos son quienes sostienen la función sobre un texto que resulta simple, reiterativo, superficial, populista y sin un verdadero nudo que ofrezca algo de intriga. La comicidad de la obra es más que discutible. Exhibe un humor ácido e insulso.

La escenografía ofrece un espacio con una decoración lumínica y una mesa con cuatro sillas y platos, aún sin disposición para comer; es el reservado del restaurante para la ocasión. La metamorfosis que sufre al final va a reforzar el surrealista final. La iluminación es la que se esperaría en un espacio de este tipo, ni muy tenue ni muy intensa.

El público que llenó el Teatro de Rojas en Toledo el Teatro de Rojas en Toledo, compuesto en gran parte por personas poco habituadas a asistir a espectáculos escénicos, agradeció con risotadas y aplausos un espectáculo que consideraron más divertido que reflexivo y profundo. Otros espectadores sonreían con agrado a los dos populares actores que los entretuvieron durante una tranquila hora y cuarto de función. Desgraciadamente, se hizo notar la profusión de móviles que sonaron durante la representación, algo de lo que se hizo eco con gestos reprobatorios la propia Malena Alterio durante los saludos finales.

Título: Los amigos de ellos dos. Autores: Daniel Veronese y Matías del Federico. Dirección: Daniel Veronese. Intérpretes: Malena Alterio y David Lorente. Diseño de escenografía y vestuario: Elisa Sanz. Diseño de iluminación: Pedro Yagüe. Escenario: Teatro de Rojas.