Diez claves para una Ley de la Corona

Los juristas consultados son partidarios de que queden reguladas por esa hipotética Ley de la Corona, y no haya que hacer una ley orgánica para cada abdicación, como ocurrió con la abdicación de Don Juan Carlos en junio de 2014.

Don Felipe aprobó unas normas de obligado cumplimiento, según las cuales, «los miembros de la Familia Real solamente pueden desarrollar, con carácter de exclusividad, actividades de naturaleza institucional». Podrían elevarse a rango de ley.

Al principio de su reinado, el Rey también aprobó un régimen jurídico que prohíbe a la Familia Real recibir regalos que superen los usos sociales o puedan condicionarles. La nueva Ley de la Corona podría incorporar este régimen jurídico.

En la actualidad no están reguladas las funciones concretas que puedan corresponder a la Princesa de Asturias, salvo en el caso de que asuma la Regencia, por lo que la nueva ley orgánica que se apruebe podría regular este asunto.

La Ley de la Corona debería marcar claramente el espacio propio del Rey, y la obligatoriedad del Gobierno de respetar sus funciones constitucionales, para evitar abusos de poder, como la prohibición de Sánchez al Rey de que viajara a Barcelona.

Don Felipe adoptó varias medidas para hacer más transparente la Corona. Entre otras, someter las cuentas de la Casa del Rey a la auditoría de la Intervención General del Estado, que hace pública. También decidió asumir la Ley de Transparencia.

En estos 42 años ha surgido un deseo mayoritario de eliminar la preferencia del varón sobre la mujer. La Ley de la Corona, que sería una ley orgánica, no podrá corregir esta discriminación, pues será necesario modificar la Constitución .

La ley podría regular los derechos, deberes e incompatibilidades de los miembros de la Familia Real. La pertenencia a ella ya está regulada por Real Decreto. Son miembros los padres, los descendientes y el cónyuge del Monarca y del Príncipe de Asturias.

La Constitución no tiene prevista la posibilidad de una inhabilitación temporal del Monarca por determinadas razones, solo la permanente, y la Ley de la Corona que se pueda tramitar en el futuro podría resolver ese vacío legal.

La Carta Magna solo contempla la posibilidad de que los Reyes se queden viudos, pero no que se divorcien, lo que en el futuro puede provocar problemas legales en el caso de que la pareja decida poner fin a su convivencia.