ENTREVISTA
Carlos Mazón: «Dividir el voto entre el PP y Vox no es muy buena idea si se quiere el cambio»
El candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat espera un buen resultado electoral este 28 de mayo que catapulte a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa a final de año
La encuesta electoral de GAD3 para el 28M que marcará el devenir de la campaña en la Comunidad Valenciana
VALENCIA
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Iniciar sesiónSu rostro ha colonizado la sede autonómica del PP valenciano en forma de carteles y octavillas electorales. No le disgusta que la gente descubra su faceta musical si eso le permite acercar sus propuestas. Pero los escenarios que antaño le llevaron incluso a soñar con ... Eurovisión quedaron atrás y ahora son el lugar desde el que difunde su proyecto político.
Vive desde hace dos años a caballo entre Valencia y Alicante, donde ejerce como presidente de la diputación provincial. Poco antes de atender a ABC en su despacho, rodeado de fotos de su paso por actos y fiestas populares, regresa de una comida con afiliados. La cena también será de precampaña. Confiesa que, sin el respaldo de su familia, se rompería. No cree que haya nada que le emocione más que hablar de sus hijos.
Carlos Mazón (Alicante, 1974) aspira a resarcir al PP de uno de sus golpes más duros: perder la Generalitat Valenciana tras dos décadas de hegemonía. 2015 queda ya lejos y los planes de futuro del partido pasan por desalojar al tripartito -PSPV, Compromís y Unides Podem- que ha liderado Ximo Puig durante dos legislaturas como símbolo del inicio del cambio de ciclo político en España.
Mazón confía en que los resultados del próximo 28 de mayo le permitan gobernar sin Vox, que presiona con la idea de calcar la coalición al frente del ejecutivo autonómico en Castilla y León si la suma de fuerzas da. A pocos días de las elecciones, el líder de los populares valencianos tira el resto para movilizar a los suyos y convencer a los indecisos.
—¿Se siente presionado por Génova?
—Adoro la presión, provoco que haya más y la devuelvo. Todo este viaje y que estemos tocando el vuelco ya con la punta de los dedos va sobre todo de que la Comunidad Valenciana sea importante y que pinte. En términos futbolísticos, que juguemos ya de una vez en la Champions en inversiones, en nuestra estima y en protagonismo. Y eso implica el precio de la presión. Es el terreno en el que nos queríamos mover. Si aunque sea por motivos electorales, aprovechamos para que se hable de la Comunidad Valenciana, voy a dedicarme a mantenerlo el máximo tiempo posible, porque eso redundará en beneficios para mi tierra.
—¿Los resultados del PP en la Comunidad Valenciana serán determinantes para que Alberto Núñez Feijóo alcance la Moncloa?
—Ojalá. Estaré encantado de que el cambio empiece aquí. Si hay vuelco, será muy bueno para la Comunidad Valenciana. Y si además es la antesala de un vuelco en España, tendremos el mejor Gobierno que podemos tener, porque necesitamos que nos apoyen y dejen de ningunearnos. Ya nos toca.
—¿Por qué ahora sí se solucionarían problemas históricos, como el de la financiación, que otros gobiernos estatales del PP no han resuelto?
—Estamos en 2023 e iniciamos un periodo que nos tiene que llevar hasta 2027. Lo que ya hemos visto, tras muchos años de gobiernos socialistas aquí y a nivel nacional, no es el tratamiento que merece la Comunidad Valenciana. Es evidente en todo: el Corredor Mediterráneo, las inversiones en los Presupuestos Generales del Estado, la ampliación del puerto de Valencia, la cerámica de Castellón que se nos está muriendo, el apoyo a nuestros agricultores… Hemos sido muy firmes en esta cuestión. Todo el mundo, dentro y fuera del PP, tiene muy claro que somos la región peor financiada y que eso exige una solución inmediata. También que es el momento de traer el rigor al debate del agua y no la politización. Esto va en el sello del PP sin ningún género de dudas.
Subvenciones y contratos
«Hay que elegir entre mejoras para los autónomos o que al único que le vaya bien sea al hermano de Ximo Puig»
—El 21 de mayo volverán a la plaza de toros de Valencia con Feijóo. ¿Qué simbolismo guarda para ustedes y qué expectativas tienen?
—Esperamos lanzar un gran mensaje de cambio, todo el Partido Popular y muchísima más gente que no está ni afiliada ni simpatizaba, pero se nos está sumando. Hay muchas personas que quieren aprovechar un alto en el camino de su municipio para pensar en el conjunto de todos. Queremos celebrar esa gran movilización en un sitio al que tenemos mucho cariño. Pero más allá de lo simbólico, será un gran acto de ilusión y de brazos abiertos a toda la sociedad, nos haya votado o no, esté dudando o haya votado a otros partidos antes del signo que sea. Queremos lanzar un mensaje a los valencianos de que nos merecemos un cambio y vale la pena que lo hagamos con la mayor contundencia posible, porque es una cuestión de habérselo ganado. La estimación del aforo es de entre 12.000 y 13.000 personas. Es una de las muchas maneras de ejemplificarlo, pero lo estamos haciendo todos los días con actos y con presencia en mercadillos, en barrios, en centros sociales o en las calles.
—¿Estas elecciones van de elegir entre la corrupción de Gürtel y la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto, como dice Ximo Puig?
—Me parece un esfuerzo enternecedor por querer volver al pasado y de lo que se trata es de cómo estamos hoy, de cómo queremos estar y de quién se examina. Hay que elegir entre que mejore la situación de los autónomos o que al único que le vaya bien sea al hermano de Puig. Hay que optar entre un infierno fiscal o poder aliviar nuestros bolsillos y llegar a fin de mes. Hay un millón y medio de valencianos en pobreza severa, según datos de la Unión Europea. Hoy hay que escoger entre una sanidad pública de calidad o 25 días hasta que te dan cita en tu centro de salud y ambulancias del SAMU que van sin médico. El que se examina es Puig, aunque quiera evitarlo con frases de marketing enternecedoras
—¿Las ayudas y contratos al hermano de Puig y la financiación del PSPV en Azud tienen recorrido judicial?
—Se está investigando. Lo que no es de recibo es ni un minuto más de ocultismo y de tapar la verdad por parte de Ximo Puig. Se han negado a comisiones de investigación, a darnos información, a comparecer y a dar la cara. No es tolerable el silencio por parte del presidente de la Generalitat con la financiación ilegal de su partido y con la financiación de toda su familia, empezando por su hermano.
Modelo Castilla y León
«La Comunidad Valenciana no necesita parecerse a nadie. Queremos gobernar en solitario»
—Quiere gobernar en solitario, pero las encuestas vaticinan que necesitará a Vox, cuyo modelo es el de Castilla y León, como avanzó Carlos Flores en ABC. ¿Ha hablado con él o piensa hacerlo?
—Mi modelo para la Comunidad Valenciana es el que necesita la Comunidad Valenciana, no necesitamos parecernos a nadie. Esta es una de las razones que justifican que tenemos que jugar en la Champions League como un equipo propio. Seguimos queriendo gobernar en solitario. Las encuestas, que tienen que tener un valor relativo, nos decían hace unos meses que estábamos empatados con el PSOE, y ahora todo el mundo reconoce que el PP va a ser el primer partido en Alicante, Valencia y Castellón.
Vamos a ver qué pasa el día 28 y vamos a dejar que los valencianos digan con qué fuerza quieren que el PP se presente a las Cortes. Porque dividir el voto no parece una muy buena idea si se quiere el cambio y abrir una nueva etapa. No he hablado de nada que tenga que ver con asuntos postelectorales con ningún candidato de ningún partido, y eso incluye al señor Flores.
—¿Qué opina de las últimas propuestas de Vox que han generado controversia, como la amenaza de cerrar À Punt o que un diputado llame presidente a la vicepresidenta de las Cortes?
—Cada uno está haciendo la campaña que sabe o que puede y tendrá que responder por lo que está diciendo y por lo que sea capaz de demostrar. Yo me dedico a los discursos que merece mi tierra y no me estoy fijando demasiado en las frases o en las supuestas intenciones de los demás. Si tuviera que hacerlo casi me daría un patatús cuando, por ejemplo, escucho a Joan Baldoví diciendo que él prohibiría por ley que extranjeros compren casas en la Comunidad Valenciana durante tres años. Tampoco me fijo mucho lo que dice Ximo Puig, porque lleva prometiendo tantas cosas que no ha cumplido, que si le hiciera caso tendría un problema de desesperación muy grave.
—¿Tiene una lista de posibles consellers? ¿Ficharía a alguien del actual Gobierno?
—Ya sé que me diría que no, pero he dicho muchas veces que le propondría a Francesc Colomer seguir en las competencias de Turismo. Me parece un buen secretario autonómico, salvo por su falta de resultados a la hora de evitar que hubiera una tasa turística en la Comunidad Valenciana. No estoy en quinielas de posibles consellers, me parecería un ejercicio de soberbia por mi parte. Otra cosa es que yo ande permanentemente con el radar puesto para captar el mejor talento posible.
—Su Gobierno tendría un máximo de diez consellerias. ¿Cuál sobra ahora?
—Los casi 350 asesores, los cargos a dedo y los enchufados del gobierno más caro de la historia de la Generalitat Valenciana hay que reducirlos a la mitad. Para no hacer ninguna vivienda social, no hace falta una conselleria con no sé cuántos directores generales, no sé cuántos secretarios autonómicos y no sé cuántos asesores. Hacen falta los mismos trabajadores, menos jefes y una buena dirección general que ponga en marcha los avales a jóvenes para las hipotecas, que actualice el modelo y nos permita construir 10.000 viviendas de protección oficial, que baje los impuestos a la vivienda y que pacte con los ayuntamientos la disponibilidad de suelo. Tampoco me parece que sea estrictamente necesaria toda una Conselleria de Transparencia. Eso se trabaja cada día en todos los departamentos. Es un gasto corriente absurdo, porque lo que hay que hacer es vivienda pública y ser transparente, pero no poner grandes palacios y grandes recursos para consellerias que no lo necesitan.
—¿Se quedará en la oposición si no gobierna?
—Cuando asumo un compromiso, lo cumplo. Concurro a las Cortes Valencianas como candidato a la Presidencia de la Generalitat. Voy a asumir el compromiso de defender el modelo de cambio que merece la Comunidad Valenciana. Y lo haré desde el mejor sitio posible: donde me pongan los ciudadanos. Otros dijeron que iban a estar solo dos legislaturas y se están presentando para la tercera. Y no tenemos muy claro lo que harán en el caso de perder. Convendría que alguno lo aclarara.
Medidas de gobierno
«Lo primero que haré será acabar con el impuesto a la muerte»
—¿Irá a todos los debates electorales?
—A todos los que siguen vivos, sí. Puig ha declinado los de TVE y Prensa Ibérica y se han cancelado. Siguen adelante el de la SER, el de À Punt y el de Las Provincias y COPE. Me parece bastante positivo que un candidato a la Presidencia, hable de la Comunidad Valenciana todo lo que pueda y no tenga miedo a contrastar, las veces que haga falta, su proyecto. Se ve que soy el único que piensa así.
—La Generalitat ha anunciado que el departamento de Manises volverá a la gestión pública directa en 2024. ¿Cuál es su modelo?
—Mi modelo es el de decir la verdad, el de la ausencia de prejuicios y el de una sanidad pública y universal que funcione. El Gobierno que más ha privatizado la sanidad de la historia es el de Ximo Puig, porque ha tenido el récord histórico en desvíos a la sanidad privada de pruebas, un 600% más. Eso ha mandado la confianza en la sanidad pública a mínimos históricos. La prueba es que la concertación de seguros médicos privados se ha incrementado un 50%. Por primera vez en la Comunidad Valenciana, más de un millón de valencianos tienen seguros médicos privados contratados.
Aumentaremos el presupuesto en sanidad pública, la haremos eficiente y cuando sea necesario contaremos con los recursos de la privada para que, de manera gratuita, complemente el trato que se merecen los ciudadanos. La situación de las listas de espera de Torrevieja, donde una colonoscopia ha pasado de 70 días a 300; del hospital de Vinaroz, donde nos hemos quedado en momentos puntuales sin radiólogo o sin cardiólogo; o cuando una cita para el centro de salud está en una media de 20 y hay gente que espera hasta 35 días, nos tiene que llevar a una reflexión. Haremos una auditoría de cada uno de los departamentos para conformar el mejor sistema de gestión posible, libre, gratuito y eficaz, que es la palabra que siempre se le olvida a Puig.
—¿Descarta entonces implantar por norma el llamado 'modelo Alzira' de sanidad concertada que ahora se está revirtiendo?
—Depende de lo que sea necesario en cada departamento de salud. Cada uno tiene su población, sus peculiaridades y sus características. Desde luego, lo que sí que mantendremos es seguridad laboral para los trabajadores que se han visto sin ella. En cualquier caso, hay dos mentiras en el relato de la izquierda. Ximo Puig no ha revertido nada, simplemente ha dejado que expire un contrato que dejó organizado el PP. El propio PP preveía en su modelo que la gestión pasara a titularidad pública y Puig ha dejado que ocurra. Además, no se privatizó ningún hospital, se construyeron donde no los había. Es imposible privatizar lo que no existe.
—La estrategia de rebajar impuestos, manteniendo servicios y confiando en el incremento de la actividad, ¿no es arriesgada?
—Sin duda, lo que ha fracasado es una mala sanidad pública con impuestos altos, que es lo que vivimos ahora. No nos merecemos pagar lo que pagamos por estos servicios sociales, para no tener ni una vivienda pública de la Generalitat en ocho años. Lo que estoy proponiendo es devolver lo ingresado de más. Puig ha ingresado casi 2.000 millones más por la inflación y el infierno fiscal. Hay que reducir la grasa saturada de la administración. El sector público valenciano (agencias, chiringuitos, sociedades públicas, asesores…) ha crecido un 80% en estos ocho años y ha alcanzado la cifra récord de 3.700 millones de euros al año. Podemos reducir el gasto corriente en un tercio. No nos merecemos pagar impuestos porque se muera nuestra madre o padre. Los bajamos para que no sea un lujo llegar a fin de mes. Y eso lo hacemos compatible con activar la economía.
Si bajamos el impuesto de la vivienda, vamos a reactivar el mercado de la vivienda. Si quitamos el de sucesiones, se van a aceptar herencias y se van a poner en el mercado. Si ponemos en marcha deducciones fiscales para los autónomos que contraten personas, vamos a incentivar el empleo. Habrá más gente activa y, por tanto, más IVA circulando. Las previsiones para 2024 aún son de crecimiento, por lo que parece de sentido común que animemos a la sociedad valenciana que quiere ponerse en marcha para que, en modo actividad y no en modo confiscación, nos ayuden a sostener los servicios públicos. Si además Feijoó gobierna España, tendremos un sistema de compensación por ser la comunidad peor tratada, hasta que llegue ese nuevo sistema de financiación. Esta reforma fiscal nos va a permitir reducir dos puntos el desempleo, mejorar el déficit en medio punto y generar más de 50.000 puestos de trabajo.
—¿Qué será lo primero que hará si es investido presidente?
—Acabar con el 'impuesto a la muerte', por justicia y sentido común. Es una vergüenza que los valencianos lo paguen y no tiene ninguna razón de ser. No sé si es lo más importante o no, pero en orden cronológico será lo primero.
—La última pregunta es la misma para todos los candidatos: ¿Cuánto vale un viaje de metro o autobús urbano y cuánto una barra de pan?
—Depende. Las barras de pan están entre cuarenta céntimos y un euro. En la panadería que tengo al lado de mi casa, los domingos por un euro compro dos, porque tienen esa oferta. Y cuando cojo el tranvía en Alicante me cuesta un euro bajar al centro.
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