BIODIVERSIDAD
Tenerife localiza once cedros milenarios en el Teide y el árbol más viejo de Europa, con 1.544 años
Se encuentra el árbol vivo más antiguo de la Unión Europea, con una edad de 1.544 años, superando al hasta ahora conocido como 'Bárbol', de 1.481 años
Laura Bautista
Las Palmas de Gran Canaria
Tenerife ha detectado once cedros con más de 1.000 años de antigüedad, localizados en zonas prácticamente inaccesibles, que suponen una ventana única al pasado ecológico del Parque Nacional del Teide y refuerzan el valor del cedro canario como símbolo de resistencia, biodiversidad y ... memoria ambiental.
Se trata de hallazgos dentro de un trabajo conjunto de investigadores, técnicos e instituciones, en el que se ha identificado una población excepcional de cedros canarios, entre los que se encuentra el árbol vivo más antiguo de la Unión Europea, con una edad de 1.544 años, superando al hasta ahora conocido como 'Bárbol', de 1.481 años.
Los trabajos de prospección y datación mediante carbono-14, iniciados en 2019 y ampliados durante 2025, han permitido datar 25 ejemplares, de los cuales ocho superan el milenio y tres sobrepasan los 1.500 años.
El Cabildo de Tenerife y Fundación Endesa han presentado los primeros resultados de los dos proyectos de conservación complementarios que han puesto en marcha este año con el objetivo de contribuir a la conservación y protección de la flora endémica del Parque Nacional del Teide, que incluyen tareas para restaurar ecosistemas de alta montaña y que ha implicado, entre otras cosas, la plantación de más de 17.000 cedros.
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El segundo de los proyectos impulsados junto a Fundación Endesa y la empresa Agroforestal ha culminado con la reintroducción de 65 violetas de Guajara (Viola cheiranthifolia) y 50 cardos de plata (Stemmacantha cynaroides) en dos nuevas localizaciones del Parque Nacional del Teide.
Estas dos especies emblemáticas, exclusivas del Teide y consideradas entre las más amenazadas del planeta hace solo unas décadas, contaban hasta ahora con una distribución extremadamente reducida: un único enclave en el caso de la violeta, y menos de diez microhábitats en el caso del cardo de plata.
Las nuevas zonas de plantación, protegidas mediante cercados específicos, permitirán reforzar la supervivencia de estas especies a largo plazo y mejorar el equilibrio ecológico del ecosistema de alta montaña.
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