El temporal que arrasó y arruinó Agaete en 1896

El agua alcanzó hasta seis metros de altura en las calles y por poco se inunda la Iglesia

R.L.P.

19/02/2018
Actualizado 03/08/2018 a las 21:22h.

El 19 de febrero de 1896 es un día que en Agaete , en el norte de Gran Canaria, forma parte de la memoria de la isla porque un gran temporal arrasó con este municipio turístico y marinero.

Fue la tarde de ese atravesado ... miércoles cuando Agaete se oscureció de forma repentina y, desde Tamadaba a Lomo del Manco, «aquello se convirtó en un Flandes», como coinciden en sostener a ABC algunos mayores basándose en la tradición oral de sus abuelos.

Fue tal el desastre de agua, que en la zona de El Risco surgió el cuerpo de dos personas muertas que habían sido arrastradas desde Tamadaba. Otras fuentes dicen que eran ancianos de la zona. La Aldea de San Nicolás quedó totalmente aislada. Así mencionaba ABC los esfuerzos desde el Gobierno central en favor de nuevas canalizaciones por el temporal.

Antes de anochecer, comenzó un tremendo temporal del que salió hasta una copla popular en el pueblo. En lo más alto del barrio de San Sebastián se produjo un estruendo de ruido que generó pánico en Agaete. A las ocho de la noche el barranco de Agaete se desbordó y comenzó a inundar casas y a subir por el agua que venía por lo que antes era la calle Sol, los barrancos del Agua Dulce, Chovicenas o Las Burreras.

Arrastrados

La lluvia era de tal calibre que los vecinos socorrían en cuerdas a otros que se quedaan atrapados en las calles . Agaete quedó separado. Y hasta en la trasera de la calle de San Germán se formó una isla. Hasta seis metros de altura hubo en las casas. En El Valle, en la zona de La Suerte, cientos de animales fueron arrastrados al mar y se destruyó casi veinte fanagedas de suelo agrario.

El barranco cambió de cauce por la fuerza del agya. La Iglesia de Agaete quedó a cuatro metros de la inundación cuando ahora hay cuarenta metros, que era la distancia lógica. La Iglesia de Agaete estaba recién edificada y el cura, Juan Valls, tuvo que pedir auxilio a la gente para salvar las imágenes religiosa . La ermita de San Sebastián debió acoger todo que se podía salvar. Desapareció el servicio de abastecimiento de agua porque las fuentes saltaron por los aires.