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El cabreo de Primo de Rivera en Canarias

El presidente dictatorial de España no comprendía ser recibido en las islas con banderas británicas y pancartas de bienvenida en inglés. «Solo dos pesares tengo al partir: uno, no haber venido antes; otro, haber estado tan poco tiempo», dijo en su visita de 1928

Jaime Rubio Rosales

El general y presidente del Gobierno dictatorial entre 1923 y 1930 pulsó en la islas Canarias la necesidad de disponer de un régimen económico y fiscal diferenciado del resto de España por factores como la lejanía e insularidad . El 17 de octubre de 1928 Primo de Rivera visitó por unas jornadas Canarias empezando por Tenerife y saliendo por Gran Canaria. Así narraba ABC aquella visita .

Primo de Rivera se cabreó porque llegó a Canarias con su discurso sobre la autoarquía económica en España y en las islas todo estaba en manos extranjeras.

El enfado se lo señaló al presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, Antonio Cuyás y González Corvo, empresario portuario, que le respondería: «No se extrañe su excelencia porque estas islas se han construído libra esterlina sobre libra esterlina. Sin la inversión británica estas islas serían siete corrales de cabras».

En 1920 comienza a llegar el primero turismo a Canarias y el 65% de las inversiones procedía de Cuba y Venezuela

¿Por qué no había capital peninsular estando en Canarias el Banco de España? En las islas ya existía la banca comercial del Reino Unido. El Banco de España prestaba dinero al 14% mientras que la británica vendía financiación al 3%. Y porque el negocio de las exportaciones se movían con el norte de Europa. El plátano de Canarias comenzó a venderse en la Península a partir de 1940.

De hecho, el primer banco comercial establecido en las islas fue el British West Africa y creado por Aldred L. Jones y la naviera Elder. Tenía entre sus empleados al escritor Alonso Quesada . Primo de Rivera visitó Canarias en 1928 y desde 1909 ya hay banca inglesa en la región. En 1911 se crean en Canarias las primeras cajas de ahorro y montes de piedad en el circuito urbano.

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