Calviño, que mantiene su excedencia en Bruselas, anuncia que no irá a las elecciones

Cuando fue nombrada ministra por Pedro Sánchez en 2018, Calviño era directora general de Presupuesto de la Comisión, el máximo nivel dentro del escalafón, solo por debajo del de comisario, que es un nombramiento político. Precisamente por ello, en los nombramientos de directores generales se tiene en cuenta la nacionalidad, para favorecer un reparto equitativo entre los distintos países.

El tipo de excedencia a la que se acogió la vicepresidenta, debido a que había sido nombrada para un cargo público en el Gobierno de un país miembro, le permite mantener su derecho a regresar a la administración comunitaria en el momento en el que deje de desempeñar su actual cargo de vicepresidenta y ministra de Economía. El resultado de esta decisión es que, a efectos de los nuevos nombramientos, el puesto de Calviño se tiene en cuenta como ya atribuido a España, lo que descarta a otros funcionarios españoles que pudieran aspirar a ascender y privan a nuestro país de los beneficios de contar con más influencia o conocimiento en las grandes decisiones.

Entre los funcionarios españoles, tanto europeos como nacionales, relacionados con la gestión europea existe cierto malestar por esta situación que impide el progreso de unos y a los otros los deja en desventaja respecto a los demás países grandes.

Calviño no ha explicado tampoco las razones por las que ha mantenido esta excedencia, a pesar de que es poco habitual que un ministro de un Gobierno nacional vuelva a Bruselas como director general, lo que significa que podría verse obligada a ejercer sus funciones en un escalón inferior al que tenía al frente del ministerio.

Aunque nunca lo ha admitido, parece lógico que su intención inicial hubiera sido que Sánchez la propusiera como comisaria europea, pero en 2019 el presidente del Gobierno eligió a Josep Borrell, que ejerce como Alto Representante y ocupa el puesto atribuido a España en el Ejecutivo comunitario.

Y para que esto suceda en la próxima legislatura que se inicia en la primavera del año que viene, el PSOE debería ganar las elecciones del 23 de julio. De regresar a Bruselas, Calviño tendría la categoría de directora general, pero no es automático que se le asigne un área tan importante como la que tuvo. Sus gestiones tendrían como objetivo precisamente determinar en qué área se incorporaría.

Mientras, ayer mismo Calviño ha hecho saber a través de sus colaboradores más cercanos que no irá en las listas del PSOE, ni siquiera como independiente. Al parecer, la vicepresidenta no rechazaría la propuesta de volver a ser miembro del Gobierno en el caso de que Sánchez pudiera repetir como presidente, pero no será diputada, por lo que en caso de que el PSOE pase a la oposición ella no tendría ni siquiera un escaño en el Congreso.