El pacto con Mazón en Valencia rompe los principios de Vox en Baleares, alejado del PP
El giro de los de Abascal coincide con el momento de máxima tensión con Prohens después de la inédita pinza entre los derechistas y el PSOE que torpedea al Gobierno popular
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El preacuerdo entre PP y Vox para aprobar los presupuestos en la Comunidad Valenciana ha pillado a contrapié a Vox Baleares. El camino de reconciliación —avalado por Santiago Abascal— llega justo en el momento en que los representantes regionales en el archipiélago habían llevado ... al máximo la tensión con el PP, incluso haciendo pinza con el PSOE para torpedear al Gobierno de Marga Prohens. Vox Baleares añade el catalán como elemento diferenciador para mantener las distancias con los populares, pero los recientes movimientos en el partido dentro y fuera del archipiélago están suavizando un tono que se había endurecido en los últimos meses.
El partido de Santiago Abascal ha subrayado que el acuerdo con Mazón se basa en que el PP ha rechazado el Pacto Verde Europeo y el reparto de menores inmigrantes propuesto por el Gobierno de Pedro Sánchez. Sin embargo, en Baleares, ya hay coincidencia en estos dos aspectos desde hace tiempo. No en vano, Prohens insistió desde el primer momento en que el archipiélago no puede acoger más menores porque está muy por encima de su capacidad con los que ya recibe en pateras desde Argelia. Y, por otro lado, la presidenta balear ya mostró en febrero su rechazo al pacto verde por sus efectos para los agricultores baleares.
Por eso, Vox Baleares ha necesitado añadir un argumento más para mantener la tensión entre ambas formaciones: el catalán. Los de Santiago Abascal reclaman ahora modificar la normativa para la educación y para la función pública, con el objetivo de introducir más castellano y exigir menos catalán para acceder a un trabajo en la administración pública.
El pacto de investidura de julio de 2023 entre ambas formaciones cristalizó a principio de legislatura en un plan piloto voluntario para ampliar las horas de español y la implantación de la libre elección de lengua en primera enseñanza, además de la supresión del requisito del catalán a los médicos. Todo ello se ha cumplido, pero ahora el PP no está dispuesto a ir más allá en la educación porque no quiere activar a una 'marea verde' docente claramente desmovilizada. Vox le reprocha su «temor a la calle». En el caso de la función pública, hay más margen de acuerdo porque aunque los populares no dejarán el catalán como mérito en vez de como requisito, puede que lo acepten en algunos casos.
«Muestra un camino»
El catalán también ha servido a Vox Baleares para mantener el tipo tras una semana que ha reactivado sus intensas discrepancias internas y ha dejado descolocados a sus representantes en el Parlamento balear. El acuerdo de la Comunidad Valenciana les pilló por sorpresa, tal y como reconoció el diputado Sergio Rodríguez, que destacó que el pacto de Mazón «muestra un camino».
Ahora el giro de guion de Bambú avala a un sector del partido que gobierna cómodamente con el PP en instituciones como el Consell de Mallorca o el Ayuntamiento de Palma, y que reclama internamente que se rebaje la tensión y que se mantengan los acuerdos más o menos sólidos con el Gobierno de Prohens, que, por su parte, trata de presentar propuestas legislativas difíciles de tumbar por un partido como Vox.
El acuerdo en Valencia refuerza al sector más conciliador con el PP y agrava las discrepancias internas en el archipiélago
El Ejecutivo popular, por ejemplo, acaba de presentar un decreto ley —que lleva tiempo negociando con Vox, aunque sin acuerdo cerrado antes de ir al Parlamento— que permitirá agilizar la construcción de 20.000 viviendas en Palma. La portavoz de Vox en el Parlamento regional, Manuela Cañadas, aseguró rápidamente que iban a votar en contra, pero su portavoz en la capital balear, el ex-Jemad Fulgencio Coll, ha aplaudido sin ambages la propuesta del PP.
Prohens trata de transmitir una imagen de normalidad, seguir gobernando con los presupuestos prorrogados y presentar iniciativas de este tipo. Además, la presidenta balear cuenta con el visto bueno de Alberto Núñez Feijóo, que, tal y como informó ABC este domingo, ha dado el plácet a los Gobiernos regionales para llegar a acuerdos presupuestarios con Vox.
El acuerdo entre Mazón y los derechistas coincidió, además, con los días en que el partido de Abascal en Baleares dio una sorprendente vuelta de tuerca en la estrategia de tensión con el PP haciendo pinza con el PSOE. Vox se alió con la izquierda para aprobar mociones del PSOE que pueden bloquear cuatrocientos millones y frenar los proyectos financiados con la 'ecotasa' mientras dure la prórroga presupuestaria. De este modo, Vox Baleares cruzó una línea inaudita en otras regiones, mientras que los socialistas se olvidaban del cordón sanitario que defienden en público y se apoyaban en la que llaman «extrema derecha» para lanzar un misil a la gobernabilidad del Ejecutivo de Prohens.
El catalán es una dificultad añadida en las islas porque Vox insiste en que debe limitarse su exigencia para el acceso a empleo público
La prehistoria de este insólito pacto se remonta a junio de 2024, cuando el hombre fuerte de Francina Armengol en las islas, Iago Negueruela, y la portavoz de Vox en el Parlamento balear, Manuela Cañadas, se dejaron fotografiar tomando un café en un céntrico bar de Palma. Aquello fue tomado como una anécdota, una foto tomada «a traición» —según la portavoz de Vox y exmilitante socialista— que no fue a más al menos en público.
Menos de un mes después, Abascal desató las hostilidades contra el PP y ordenó liquidar todos los pactos de gobierno, incluido el de Baleares, la única comunidad donde el PP gobernaba en solitario sin tener mayoría desde el inicio de la legislatura. Pese a las órdenes de Bambú, nada cambió en otras instituciones de las islas, como el Consell de Mallorca o los dos ayuntamientos más poblados, Palma y Calviá, entre otros. Incluso las relaciones entre el Ejecutivo de Prohens y los diputados de Vox en el Parlamento se recondujeron rápidamente y todo hacía indicar que habría acuerdo para sacar adelante los presupuestos de 2025.
Pero a última hora, la formación conservadora endureció sus peticiones, repitiendo la estrategia de 2023, cuando tumbó por sorpresa el techo de gasto y estuvo a punto de dejar a los populares sin sus primeros presupuestos. Esta segunda vez Prohens no cedió y decidió prorrogar sus cuentas. Ahora bien, en ese mismo mes de diciembre, tuvo que pactar con la izquierda mantener la ley de memoria histórica para sacar adelante después un decreto ley que corregía las enmiendas maximalistas de Vox que eliminaban el catalán para los funcionarios o liberalizaba masivamente el suelo, y que el Parlamento había aprobado por un error de la diputada popular Marga Durán en el momento de indicar el voto.
El año 2025 comenzó con serias dudas sobre la gobernabilidad de Baleares, porque el Ejecutivo popular necesita votos extra para aprobar sus propuestas en la cámara autonómica. El PP tiene veinticinco diputados y cuenta con el apoyo del representante de Formentera y uno de los fugados de Vox, Xisco Cardona. El otro, Agustín Buades, también se ha acercado a los populares después de su marcha. Pero Prohens debe llegar a una mayoría de 30 escaños, así que necesita a los seis diputados que conserva Vox, que de momento mantienen su unidad de voto pese a sus serias disensiones internas. Así, el Ejecutivo popular puede mirarse en el espejo de Sánchez, aprendiendo a vivir con presupuestos prorrogados y pactando lo que se pueda con quien se pueda, o buscar un nuevo pacto presupuestario, solo con Vox, descartada la izquierda.
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