El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha dicho este lunes que el mensaje del Rey es, en su opinión, una continuidad del que hizo el 3 de octubre de 2017, tres días después de la celebración del referéndum ilegal del 1-O y en defensa del orden constitucional que los independentistas trataban de subvertir. «Y la mejor muestra es que la derecha y la extrema derecha lo aplauden», ha añadido, porque, ha asegurado, el PP y Vox «se sienten muy cómodos» con las palabras del jefe del Estado.
«Resonaban aquellas palabras del 3 de octubre del 2017, aquella fecha en que los pocos lazos que tenía la Monarquía aún con algunos catalanes y catalanas se rompieron», ha dicho el que es uno de los líderes del socio preferente del PSOE y Pedro Sánchez, para la continuidad de los socialistas en La Moncloa. En opinión de Aragonès (ERC), el discurso de Felipe VI fue «nacionalista español, un discurso con el cual la ciudadanía de Cataluña no se siente representada».
También ha criticado al Rey el 'número dos' de Junts, Jordi Turull, quien ha señalado que las palabras de Felipe VI son absolutamente irrelevantes y, como el presidente autonómico, ha recordado que Don Felipe saliera a defender la Constitución y la legalidad en 2017. Una iniciativa que Turull ha calificado como: «Sembró la semilla de la discordia». Y, en la línea de lo manifestado por Carles Puigdemont, ha dicho que «ha renunciado a ser árbitro».
Tanto el presidente de la Generalitat como el 'número dos' de Junts han hecho estas declaraciones durante las ofrendas florales en la tumba de Francesc Macià, fallecido hace 90 años y que el nacionalismo catalán recuerda cada 25 de diciembre. Según Aragonès, Macià, que fue presidente de la Generalitat republicana entre 1931 y 1933, «representa el compromiso con la libertad de Cataluña y con la justicia social».
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