Y es que la historia se remonta a que aquel año 1375, representantes de los valles vecinos del Roncal, en Navarra, y Baretous en Francia, firmaron un pacto que acabó con años de luchas entre ganaderos de ambos lados de la frontera. La Villa de Ansó fue juez, testigo, participante de excepción y mediadora, como ha vuelto a serlo hoy de manera excepcional.
Vestidos con indumentaria de la época, se ha recreado la firma del pacto y se ha celebrado con un vermú, exhibición de manejo vacuno y bailes tradicionales aquel fin del conflicto. Durante esta jornada tan lúdica, con la presencia de nuevo de autoridades y representantes de los tres valles se ha oficializado la petición a la Unesco para que declare este acontecimiento internacional como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En realidad, son los 13 de julio cuando se renueva el tributo de las Tres Vacas. Los vecinos del valle francés siguen efectuando el pago. Ese cobro queda sellado simbólicamente en la piedra de San Martín (Navarra), frontera de ambos territorios, mediante la imposición de unas manos sobre otras y la expresión «pax avant, pax avant, pax avant» ('en adelante, paz') que también los ansotanos corean al unísono.
Hoy el hecho histórico ha llenado de júbilo Ansó un año más. A las 12.00 horas, en la iglesia de San Pedro de la villa ansotana, donde se firmó el tratado original, se ha celebrado un acto en recuerdo del Tributo de las Tres Vacas.
Luego, desde el Ayuntamiento se ha hecho oficial la petición a la Unesco para declarar este acontecimiento Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Posteriormente, a las 13.00 horas, y tras un vermú, ha tenido lugar la exhibición animal en el camino de la Fuente.
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