Refez, que la RAE define como «barato, que vale poco», fue la palabra que dio el triunfo a la localidad granadina de Alfacar en la final del Grand Prix, el programa televisivo de TVE en la franja nocturna de los lunes, y con la ... que se impuso al municipio palentino de Aguilar de Campoo en un duelo vibrante, competido hasta el final y que fue presenciado por 1.486.000 espectadores, lo que significa un porcentaje del 16,3% por ciento de quienes estaban viendo la televisión.
La igualdad fue la tónica dominante a lo largo de la ronda definitiva de este concurso distendido y familiar, a la que Alfacar había llegado tras derrotar sucesivamente a Colmenarejo (Madrid) y Yepes (Toledo). El pueblo granadino, famoso por su pan y con un censo de poco más de cinco mil habitantes, se plantó así en la gran final, dotada con un premio de 10.000 euros para el ayuntamiento y que fue seguida, naturalmente, por todos sus habitantes. Mucnos la presenciaron en la Plaza de la Iglesia, donde se había instalado una pantalla gigante.
El duelo no se dirimió hasta la última prueba, la del diccionario. Que como recordó el presentador, Ramón García, mítico por sus capas en la retransmisión de las uvas de Nochevieja, es siempre la decisiva.
Alfacar, cuyos participantes vestían de azul celeste, llegó con una ligera ventaja sobre sus oponentes, de amarillo, gracias en parte al buen hacer del actor Eduardo Casanova en el penúltimo asalto, el del lanzamiento a ciegas sobre concursantes ataviados como bolos. Desde luego orientó mejor al lanzador granadino de lo que lo hizo Dioni, mitad del dúo Camela, con el palentino.
No obstante, las espadas seguían en todo lo alto y la cata definitiva, el diccionario, tampoco se resolvió de buenas a primeras, puesto que Alfacar falló y Aguilar de Campoo, pueblo de unos siete mil habitantes, fue capaz de igualar la contienda.
A la una de la mañana el concurso seguía sin decidirse y el presentador instó a los animadores de uno y otro pueblo, presentes en el plató, a que se dedicaran un aplauso muto. Y los dos accedieron encantados, dando una muestra de deportividad encomiable.
Quedó todo a expensas de la última palabra, Refez. Se trataba de que los alfacareños dijeran si era verdad o mentira que era algo «barato, que vale poco». La alcaldesa, Fátima Gómez, se pronunció cuando pasaban cinco minutos de la una de la mañana. Dijo que sí y resultó ser cierto. El público que había en el set estalló de júbilo. El que esperaba acontecimientos desde el pueblo, también. Alfacar se convierte en el ganador de la decimoquinta edición del Grand Prix.
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