El ejemplo

El ejemplo es uno de los mejores motores para el desarrollo de una sociedad. El Rey, hoy, está dando ejemplo. Es más que posible que el momento elegido para censurar la conducta del Rey emérito , su padre, no haya sido el más apropiado, en un momento de crisis sanitaria, social y económica, pero el justo reproche está ahí. Resulta incomprensible y bochornoso que miembros del Gobierno pierdan el tiempo -que deberían emplear en buscar soluciones al drama al que nos enfrentamos- en alentar caceroladas contra el Jefe del Estado. Y más incomprensible, si cabe, que el presidente no haya exigido de sus socios un mínimo compromiso con las instituciones y lealtad, siquiera momentánea, hacia el Rey .

La imagen de Pablo Iglesias , sometido a cuarentena tras el positivo de su pareja la ministra Montero, acudiendo al Consejo de Ministros del sábado y a la rueda de prensa del miércoles es triste como ejemplo. Sus ansias de proyección pública, infinitas y humanas, generan un comportamiento egoísta que contrasta con el ejemplo ciudadano de todos aquellos empresarios y autónomos que han cerrado sus negocios, asumiendo las brutales consecuencias de ello, de los sanitarios que velan por nosotros y de tanta gente volcada en hacer más llevadera la situación. El alcalde de Madrid Martínez Almeida se lo expuso con toda claridad y crudeza.

Toca tirar del carro y remar todos en la misma dirección. Tiempo habrá, si Dios quiere, para exigir responsabilidades. Pero la conducta del vicepresidente del gobierno es inaceptable y, confiemos, tendrá su justa correspondencia en forma de expulsión del gobierno y ruptura de la coalición cuando esta pesadilla termine. De esta crisis saldrán los líderes del mañana y Pablo Iglesias no será uno de ellos por muchos eslóganes que invente e insultos profiera contra las instituciones o contra los compañeros profesionales y sensatos -que los hay- del gobierno del que forma parte. Por el momento Podemos , por algo será, está fuera de la gestión inmediata.