¡Ay, los derechos!

Sobre las enmiendas presentadas, el debate que generó y el resultado a la moción presentada pocos comentarios. Parece que no interesa. Es cierto que son muchos los problemas y necesidades existentes en Córdoba para pararse en algo para lo que el Ayuntamiento no tiene claras atribuciones. Además, es mi particular opinión, se trata de un tema muy complejo en el que se entremezclan razonamientos morales , sociales, médicos, legales y personales. Cada uno tendrá su particular y legítima opinión. Muchas veces contradictoria.

Es como una medicina que algo interior te dice que no debes tomarla, pero en un momento determinado y ante graves circunstancias o la tomas o crees que el camino de tu vida se puede destruir. Dicho esto, si el tema sale a la luz conviene tratarlo de manera respetuosa. Convencidos que será difícil coincidir en una solución que satisfaga a todos. Pero dispuestos a comprender a los demás, para alcanzar un acuerdo que seguramente será insatisfactorio para todos. Lo que no es de recibo ni bueno para Córdoba, es que este asunto, creo que indebidamente planteado en un Pleno municipal, se resuelva hablando solamente del Ave María que rezó una concejala tras una larga, razonada y legítima opinión.

Que nadie haga cábalas sobre mi opinión al respecto, pues seguramente se equivocaría. Cuando pienso en este tema recuerdo la frase de la filósofa liberal Hannah Arendt cuando dijo: «Lo que quiero es comprender». Cosa que obliga a escuchar, dialogar y empatizar con todas las partes. Algo que, con enorme perjuicio para todos, no se practica en el Ayuntamiento de Córdoba.