Tras la ausencia del año pasado, los cordobeses se reencontraron con la cita festiva con ganas, pero ninguno olvidó la mascarilla . Un coche de Protección Civil insistía en ello al comienzo del cortejo y la gente cumplió el protocolo que tenía que luchar contra el coronavirus.
Lo mismo hicieron con la distancia, al menos al principio. La Cabalgata fue rápida al principio y algo más pausada después, al llegar a Conde de Vallelano, y la Policía Local se esforzó en mantener la distancia entre el público y el cortejo.
A partir de l Paseo de la Victoria , la bulla fue mucho mayor, y por lo tanto también las dificultades para mantener la distancia. Así siguió por las avenidas de Cervantes y de América y más tarde por el Vial Norte, donde el público era muy numeroso.
No hubo caramelos , ya se sabía, pero las familias llenaban las calles, a veces con vallas flexibles para evitar un contacto demasiado estrecho. En el día en que tal vez empezó a doblar la curva de la sexta ola , muchos soñaron con los caramelos que podrían esperar al cabo de un año.
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