Agua del Norte de Córdoba: un poco de decoro, por dios

Incluso Juan Espadas, secretario andaluz de los socialistas, ha hablado sobre el agua del Norte asegurando que lo de la línea eléctrica de El Viso ya está solucionado. Celebra uno que Espadas dé señales de vida porque, en ocasiones, da la impresión de cierta ausencia hasta el punto de estar preocupado por su salud. Celebra uno, también, que Espadas sepa dónde queda El Viso. Algún día habrá que preguntar qué culpa tenemos en el resto de Andalucía de contar con una dirección socialista que no sale de Sevilla Este.

Sucede que los dos grandes partidos, PSOE y PP, intentan en ocasiones usar el agua del Norte como arma arrojadiza, como bandería política, cuando se les tendría que caer la cara de vergüenza. Tanta, que cabe pedir un poco de decoro, por dios, a sus portavoces y grupis, esos aficionados que se arrastran por las esquinas para conseguir el mero contacto carnal con sus jefes de filas. A cambio del chusco de pan, que decía Juan Luis Rascón cuando era diputado.

Resumiendo. No se llega a una situación catastrófica para 80.000 personas, en una cuestión de primera necesidad, sin muchos años de mirar hacia otro lado, sin negar las inversiones necesarias, sin propiciar las actuaciones y vigilancias precisas. Las primeras frases que todo dirigente socialista y popular debería pronunciar sobre la materia, cada vez que habla sobre el agua del Norte de Córdoba, son unas disculpas por las omisiones pasadas.

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Los socialistas reclaman ahora inversiones que paralizaron de forma consciente cuando gobernaban la Junta. Los populares han tenido mandos en las confederaciones hidrográficas correspondientes (el Guadalquivir y el Guadiana) como para haber conectado embalses tres veces. Hasta IU y su entorno parece haber descubierto ahora los efectos de la ganadería. ¿Dónde han estado todo este tiempo sus representantes en parlamentos y gobiernos para proponer soluciones?

Por mucho menos sufrimiento humano, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se reunieron sobre Doñana. En un orden claro de prioridades, importaron más las explotaciones de frambuesas que todos habían alentado (no joroben ahora con la desmemoria, por favor) y sus impactos en el Coto que decenas de miles de personas no puedan abrir el grifo y no solamente por la sequía. Para no dedicarle ni un solo minuto de las reuniones de Doñana, cuyos efectos van a costar un pastón, a la situación de decenas de miles de ciudadanos.

A estas alturas, es de poquísima vergüenza que no se haya producido un encuentro a alto nivel, pero a alto nivel de verdad, para dejar de funcionar con medidas parciales, contradictorias y probablemente inservibles. Para no tener que reconocer, como hace ese organismo antes respetado que fue la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que una obra es muy necesaria siempre que la pague otro.

Por caridad, dejen de hacer el ridículo, de intentar engañar al personal, Nadie con dos dedos de frente va a comprar esa mercancía averiada por mucho que les digan sus asesores de comunicación política, sus cargos locales, sus chisgarabises a sueldo. Sean humildes, pidan perdón, reúnanse y trabajen. Que para eso cobran.