El PSOE de Córdoba se activa para señalar a su candidato a la Alcaldía

En el caso de Córdoba capital, no habrá designación del dedo de Pedro Sánchez. El presidente y secretario general ya advirtió que habría decisiones que se reservaba para buscar acomodo a ministros o ministras en la cabecera de determinadas capitales. La posibilidad de Luis Planas está totalmente descartada. El ministro de Agricultura se está destacando como la parte adulta de un gabinete dado a las rarezas. Su perfil de diplomático no es precisamente del que pasa la tarde comiendo sardinas en la Velá.

La elección será local, insisten en la dirección provincial, y a ser posible bajo la fórmula del consenso. Esto último quiere decir que sea un candidato o candidata con los óleos puestos. Que no tenga competencia en las primarias o que, la que tenga, cuente con muy pocas posibilidades de ganar.

La cuestión es que el PSOE de Córdoba tiene la vertiente de género casi como elemento obligatorio a tener en cuenta. Cinco capitales andaluzas ya tienen los nombres de sus aspirantes socialistas. Son los alcaldes de Sevilla, Huelva, Jaén y Granada (que encabezarán sus listas), y Dani Pérez, que estará al frente de la lista de Málaga. Quedan, por tanto, Almería, Córdoba y Cádiz. No parece probable una foto de Espadas rodeado de hombres para las candidaturas de las municipales. La que le podría caer sería fina.

Lo que todas las partes reconocen es que la gente se está moviendo. Y cuando se dice la gente hay que aclarar que son o los posibles candidatos o las personas que los apoyan dentro de la estructura. Están en esa nómina, por el lado femenino (el orden no significa nada), Maribel Baena, Victoria Fernández y Carmen Campos. Por el masculino, José Antonio Romero (que asegura no haber tomado una decisión) y Antonio Hurtado (que expresamente dice que no está en el asunto).

Baena fue delegada, directora general y viceconsejera. Es concejala desde que acompañó a Isabel Ambrosio en su segunda lista. Fernández fue concejala de gobierno en el Ayuntamiento, delegada y directora general (con Juan Espadas de consejero) y ha estado en el equipo de Planas desde que Sánchez llegó a la Moncloa. Carmen Campos se postuló en las primarias a la secretaría general. Es concejala actualmente. Romero es el actual portavoz y vicesecretario general del partido tras asumir el rol de la exalcaldesa Ambrosio, que lo ha tenido siempre cerca. Como Hurtado no quiere, no se darán más detalles de su desempeño político.

Hay otros nombres, sí, pero no son los más citados. Y es que este tipo de cosas sirven para postularse para objetivos indirectos. Por ejemplo, la Diputación de Córdoba (en el supuesto de que el PSOE logre un resultado que le permita detentar el poder). No parece sujeto a debate que el partido promoverá un cambio en el despacho que actualmente ocupa Antonio Ruiz. La secretaria general, Rafi Crespín, acaba de anunciar que se vuelca «al cien por cien» en su actividad política en la provincia aunque ha anunciado que mantiene el acta de diputada.

Lo que es evidente es que el PSOE está trabajando ya en el equipo de campaña. José Antonio Romero es el vicesecretario general responsable de la estructura electoral y recientemente ha vuelto a la organización del partido Miguel Franco, que fue asesor político de Isabel Ambrosio, para la gestión de la comunicación on line. Es tiempo, también, de sondear al electorado mediante la encuesta correspondiente.

Las perspectivas son malas. El PSOE llegará a las elecciones municipales de la última semana de mayo de 2023 con los ecos presentes del triunfo electoral de Juanma Moreno en las andaluzas. Los problemas del Gobierno de Sánchez son evidentes y es más que previsible que el empeoramiento económico que se anuncia los agrave. Los socialistas han tocado a rebato porque los datos no son buenas. José María Bellido no es ya el candidato del PP bisoño sino que se presenta a las elecciones con el respaldo de cuatro años de Alcaldía.

Sucede también que todas las opciones del PSOE de recuperar los despachos de Capitulares pasan por un buen resultado de la izquierda-izquierda, que le permita un gobierno de coalición. Y las perspectivas de ese campo político son, en estos momentos, muy malas. Izquierda Unida y Podemos se encuentran en estos momentos en una guerra abierta por el control del exiguo grupo parlamentario que pone en serias dudas una lista unitaria el próximo mes de mayo.