Pasar el rato
Gratis total
Afortunados jóvenes cordobeses, que habéis venido al mundo sin límite de gasto. Preservativos, perros, pesas. Todo subvencionado
La ministra de Sanidad quiere pasar a la historia de la estupidez con funda por repartir gratuitamente preservativos entre los jóvenes españoles. Para tener derecho al condoncillo de gracia hay que estar entre los 14 y los 22 años. A los trece años ... y medio y a los veintitrés, cada semental se paga su envoltorio. Es el único modo de que quede algún dinero para flotillas anti genocidio. El derecho a recibir del Gobierno preservativos gratuitos es una antigua reivindicación de los adolescentes españoles y de sus familias. En ella se encuentran los fundamentos de la Revolución Francesa, y por ella llegó tardíamente a España la Ilustración. -Jacintín, ¿te has lavado ya los dientes? -Sí, mamá. -¿Llevas el bocadillo, el libro de Matemáticas y el preservativo? -Sí, mamá. -Y no te confundas. El preservativo es el que no está encuadernado. Como la ministra no habla a humo de pajas, se muestra muy partidaria del aborto, que es la solución final en su sanidad pública, y no lo fía todo a la cópula preventiva. Así no llenamos España de risas de niños, que entorpecen la concentración del Gobierno en sus corrupciones. El aborto le parece a uno un crimen, y la ministra de Sanidad le parece a uno un error. Nada impide acudir a los clásicos -Talleyrand, Fouché- y concluir que un error es peor que un crimen. Quizá los padres de la ministra se mostraron en su día demasiado conservadores.
Con lo que ahorren en preservativos, los jóvenes españoles podrán comprarse un piso. Un chalé, si viven en Andalucía, donde no éramos pocos, pero parió la abuela. Alguien tenía que hacerlo, después de la exaltación del aborto como derecho fundamental a matar a un niño pequeñito. -Doctor, ya que a mi mamá no le importo, ¿cree usted que me echará de menos su perro? La maternal Junta de Andalucía ha decidido que los perros sentimentales paguen menos impuestos que los empresarios del aceite. Y como considera que perseguir a un perro que se escapa es saludable, pero genera ansiedad, subvenciona también esa forma estabulada del deporte que es el gimnasio. Comparado con un quinceañero andaluz, el dueño de Mercadona es un pobre de semáforo. A ver qué hace ahora la juventud con tanto dinero. Invertir en libros de matemáticas, quizá. Qué les importa a ellos que un tal Turull -del grupo belga delincuentes por la independencia de Cataluña, una organización sin profilaxis del cerebro- diga que los catalanes pagan para que los andaluces gasten. Eso es para disimular lo caro que nos está saliendo a todos Puigdemont en Waterloo y Ada Colau en la marina de guerra. Afortunados jóvenes cordobeses, que habéis venido al mundo sin límite de gasto. Preservativos, perros, pesas. Todo subvencionado. Ahora sólo falta que en el sexto haya perdón y en el noveno, rebaja.
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