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Pasar el rato

El culo y las témporas

Dificultar el paso de Nuestro Señor de la Oración en el Huerto, gritarle por la tragedia de Palestina, es confundir el culo con las témporas

José Javier Amorós

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Si los manifestantes cordobeses en favor de la liberación nuclear de Palestina esperan unos días más, hubieran dado cabal cumplimiento al refranero: confundir el culo con las témporas. El resultado fue el mismo, pero faltó precisión histórica. Para la Iglesia católica, las témporas ... son períodos litúrgicos dedicados a rezar y hacer penitencia. Coinciden con el comienzo de las cuatro estaciones del año. La témpora de otoño empieza a mediados de este mes de septiembre. Y a efectos literarios, podemos considerar que la procesión del viernes pasado, llevando la imagen de Nuestro Señor del Huerto en misión evangelizadora, forma parte de la témpora otoñal. Al culo ya llegaremos. 'Manifestantes pro Palestina boicotean en Córdoba la procesión del Señor del Huerto'. Así titula este periódico un reportaje, en el que cuenta que la Policía Local tuvo que intervenir en el Puente Romano para abrir paso al paso y a sus acompañantes. Y mientras pasaba el paso, los manifestantes vociferaban. Después de leer la información de ABC y ver y oír el vídeo adjunto a ella, he llegado a la conclusión de que el culpable de todo es Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto. Porque con lo grande que es Córdoba, los enardecidos pro palestinos tuvieron que ir a desahogarse precisamente delante de Él. A lo mejor son creyentes cabreados, qué asombrosa coincidencia con el columnista. El ateísmo es la negación de Dios, pero no de la inteligencia y de las buenas maneras. El ateo inteligente niega a Dios, pero no le falta al respeto. Dificultar el paso de Nuestro Señor de la Oración en el Huerto, gritarle por la tragedia de Palestina, es confundir el culo con las témporas. Una falta de respeto. Los manifestantes deberían considerar el consejo de Talleyrand a sus diplomáticos, que uno recuerda de vez en cuando en sus artículos por si recapacita el ministro Albares: «Y sobre todo, nunca demasiado celo».

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