PASAR EL RATO
Las cosas de Córdoba
Somos nosotros los que tenemos la obligación de hacer nuevo lo antiguo
Plan de degeneración democrática (30/07/2024)
Córdoba
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Iniciar sesiónEscribir en la edición cordobesa de un gran periódico nacional, como ABC, tiene una exigencia informativa: tratar de las cosas de Córdoba. El director nos lo recuerda a los colaboradores con paciencia y amplitud de criterio, porque sabe que la carne de ... columnista es más débil que la carne común. Como es un hombre inteligente, da por supuesto que a veces nos apartamos del camino de la virtud, y evita de ese modo caer en la melancolía. El jefe sabe que Córdoba va con nosotros, que nuestro corazón la lleva, y que cambiar ocasionalmente de argumento no constituye infidelidad, es un retroceso literario para tomar impulso y volver a la amada con ansias nuevas. «Escrito está en mi alma vuestro gesto, / y cuanto yo escribir de vos deseo». A uno no le cuesta, o le cuesta poco, cumplir el precepto semanal, porque lleva en el corazón lo que el oficio exige. Y de la abundancia del corazón trata con frecuencia el artículo. En Córdoba, como en Soria o en Madrid o en la monótona vida del matrimonio Sánchez-Gómez, los acontecimientos se repiten. Resulta muy difícil escribir hoy de algo que no sea lo de ayer. Desde la iluminación navideña de los Ximénez a la Feria de la Boda de Fuente Palmera; del agua que escasea al sol que alardea; los concejales con sus recetas y los jueces con sus puñetas; la Cata, la Feria; la Mezquita y sus retoques; los avatares del Casco Histórico; niños que no vienes, viejos que se van; y El Cristo del Remedio de Ánimas, tan callado. Las noticias están por todas partes, sí, pero son siempre las mismas. Con la interpretación y los matices que pone el periodista, que es donde está la gracia. El secreto, entonces, está en el estilo, no en el argumento. Uno insiste siempre en esto, porque hay cosas que nunca se dicen lo suficiente. «En literatura, nos recuerda el maestro Borges, siempre termina diciéndose lo mismo. Lo importante es cómo se dice». Y un articulista hace literatura, es un «escritor en periódicos». Las cosas de Córdoba son siempre las mismas cosas. Afortunadamente. Lo que hay distinto en ellas es nuestra mirada. Nosotros tenemos la obligación de hacer nuevo lo antiguo. Córdoba vive y crece dentro de cada uno de nosotros, y se mantiene siempre joven, como una madre.
-¿Qué va a escribir hoy el señor?
-Lo de siempre, Jeeves, pero con menos adjetivos.
-¿Puedo sugerir al señor que sea todavía más breve? Así se notará menos que no puede ser genial.
Uno se ha ido haciendo cordobés por la frecuentación de cordobeses, no sólo por la tierra. Nosotros y los otros. Un padre es la consecuencia de sus hijos; un profesor, lo que han dejado en él sus alumnos; un amigo, lo que sus amigos ponen en él. En los matrimonios de larga duración, al varón se le acaba poniendo cara de su señora, que es lo que decía Juan Marsé del cantante Júnior, el marido de Rocío Dúrcal, aunque con una intención distinta de la del columnista. Uno es hombre de una sola mujer y de dos tierras. Y no le ha ido mal con esa selección de los afectos. Se está bien en este periódico. Se está bien en Córdoba. Eso es lo que uno quería decir.
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