cultura

Así nacieron los cantes flamencos de Córdoba en el tránsito hacia el siglo XX

La obra del historiador Juan Pérez Cubillo muestra a artistas que brillaron en la Edad de Plata de la cultura y en la España de los cafés cantantes

Campo de la Verdad, la gran reserva del cante de Córdoba

Imagen de un café cantante con gran popularidad en el periodo analizado en 'Encrucijada flamenca' Encrucijada flamenca

Félix Ruiz Cardador

Córdoba

E l profesor e historiador Juan Pérez Cubillo, sabio en materias varias, acaba de publicar una singular investigación en la que compendia sus conocimientos sobre una época clave del flamenco cordobés: el tránsito del siglo XIX al XX. Bajo el título de ' ... Encrucijada flamenca', la publicación, que el autor denomina como opúsculo, aborda el momento histórico, en plena Edad de Plata de la cultura española, en el que nacen los cantes de Córdoba y artistas de la capital y de la provincia comienzan a hacerse un nombre en el panorama nacional.

Es el periodo de los cafés cantantes y también de las primeras grabaciones. En general, una época apasionante, poco estudiada pero sin la que sería imposible comprender el flamenco cordobés actual ni la pervivencia de los cantes típicos de esta tierra.

Según explica el autor, el origen de estas investigaciones surgió de un programa radiofónico dedicado al flamenco que hizo con la periodista Pilar Sanabria durante 15 años en Onda Cero. Argumenta que lo que es el flamenco específicamente cordobés nace «de la confluencia de distintas variantes andaluzas».

Los cantes de Málaga confluyen por ejemplo en los cantes de Lucena mientras que la soleá de Córdoba viene de Triana tras «un largo devenir». Las alegrías cordobesas proceden por su parte del Cádiz salinero, según explica el historiador.

«Todos estos cantes avanzan por distintos vericuetos y al final acaban desembocando ahí, con la particularidad de que van adquiriendo alusiones a distintos lugares cordobeses, una toponimia característica», añade.

Pérez Cubillo señala que acercarse a este periodo germinal de los cantes cordobeses no es fácil, pues existe una ausencia casi total de información documental. Si han quedado noticias en la prensa de la época, pero como explica el profesor de fiabilidad escasa debido a que en muchas se contaban cosas por referencia de terceros o simplemente de oídas, a través del rumor. «Es una labor ardua, porque el tema no está muy claro y lo que yo he procurado es contrastar todo lo que hay con el fin de que las informaciones que aparecen en el libro sean rigurosas», explica.

Algunas de las referencias de las que se ha servido Pérez Cubillo son los estudios del montillano Guillermo Núñez de Prado y Aguilar o de las publicaciones de los periodistas del extinto 'Diario de Córdoba', de las que lamenta que «dejan mucho que desear en cuanto a fiabilidad».

En general, resulta complicado con esos mimbres armar un relato cronológico de la gestación y evolución de los cantes de Córdoba, aunque él lo ha logrado con el apoyo de especialistas como Andrés Raya , que es «un sabio que puntualiza muchos datos». «Ha habido que contrastar mucho para no hacer afirmaciones en el vacío», explica.

Provincia con cantera

El periodo estudiado coincide con la época en la que el flamenco se abría paso en los cafés cantantes y los espectáculos de variedades que tanto gustaban entonces. «En Córdoba había una gran cantidad de ellos, pero nuestros artistas tenían como ahora que irse a Madrid para darse a conocer y ganar fama», explica el autor de este trabajo.

El historiador expone que algunos pueblos como Puente Genil, Lucena o Adamuz se convirtieron en auténticas canteras de cantaores, que no sólo vivían de su arte sino que tenían que combinarlo con otros oficios y ocupaciones, aunque algunos de ellos llegasen a cantar con los grandes maestros del periodo como Antonio Chacón o Silverio Franconetti.

La publicación rescata nombres de artistas cordobeses de la época que tuvieron fama entonces y muchos de los cuales han ido cayendo en el olvido ya que su etapa fue anterior al comienzo de las grabaciones. Es el caso por ejemplo del cantaor conocido como el Niño de la Magdalena o del guitarrista lucentino Paco Díaz, al que se le conoció como Paco de Lucena o también como Paco El Lentejo. Según explica Núñez Cubillo, era una práctica corriente que los aristócratas, cuando veían a un niño con talento, lo ayudasen para que tomase clases de solfeo.

Imagen del cuadro 'Alegrías' de Julio Romero de Torres ABC

Es el caso de este Paco de Lucena, que aprendió primero guitarra clásica y luego se marchó a Málaga para seguir aprendiendo guitarra flamenca en una barbería, que era otro de los espacios en los que se tocaba y se aprendía. «Era un músico de gran talento y en la historia ha quedado como el primer guitarrista flamenco que tocó en París en octubre de 1878, aunque la mayor parte de su carrera adulta la desarrolló en los cafés cantantes que crease Franconeti, del que llegó a ser socio», explica.

Otros artistas muy importantes de la época son los Onofres, una dinastía muy importante que se desplegó durante tres generaciones. «Tuvieron como mérito que le dieron sus señas de identidad a los cantes de Córdoba», explica Pérez Cubillo. Considera que en eso esta saga fue esencial junto a Pepe Lora, que nació a comienzos ya del siglo XX y que fue el hilo conector de esta época con el flamenco de postguerra y hasta finales de la centuria, ya que falleció en 1998.

Aunque situado fuera del periodo, también destaca la gran labor como difusor de los cantes de Córdoba de Curro de Utrera. Otra figura destacadísima de esta etapa fue Cayetano Muriel 'Niño de Cabra', que fue un pionero en las grabaciones y que tuvo una enorme fama.

Imagen de Cayetano Muriel 'Niño de Cabra' junto a unos amigos Encrucijada flamenca

«De Cayetano hablaban y no paraban, pero lo cierto es no fue muy dado al público, retirado a menudo en su casa de Benamejí, por lo que no es fácil reconstruir su personalidad», explica el historiador, que sí subraya que fue «proverbial la interpretación que hacía de los cantes de Lucena», concluye.

Labor de rescate

Pérez Cubillo explica que le interesaba hablar en su investigación «de gente que no es de conocimiento muy general». En esa línea, rescata a las bailaoras que cobraron fama en el periodo como la Niña de la Sierra o Conchita de Triana, a la que pintó Julio Romero Torres. Pero también habla de las mujeres guitarristas, ya que aparecen en numerosas fotos de la época y en especial en los trabajos del fotógrafo Jean Laurent. «Lo que se ve en esas imágenes no son poses, sino que por la posición de las manos se detecta que era auténticas intérpretes», explica.

La 'Encrucijada flamenca' se completa con diversas ilustraciones de la época, que ha buscado el editor Manuel Patiño y que enriquecen este rescate necesario del origen de los cantes de Córdoba, que hoy siguen vivos en las voces de grandes cantaores actuales como El Pele, Rafael Mesa 'El Guerra' o Antonio Patrocinio.

Esa pervivencia y la creciente defensa de la particularidad del flamenco cordobés justifican sobradamente esta investigación histórica que arroja luz sobre un periodo que estaba en neblina pero en el que el flamenco cordobés tomó carta de naturaleza y brilló con especial intensidad.

Ver comentarios