Casi la mitad de los delitos de menores son de violencia contra sus padres

Esta aseveración viene a corroborar una tendencia al alza reflejada en todos y cada uno de los distintos informes y balances judiciales de los ejercicios más recientes. Así, si en el 2004 la Sección de Menores de la Fiscalía cordobesa registró 30 expedientes de reforma incoados por el delito de maltrato en el ámbito familiar, en 2013 la cifra alcanzó los 95, es decir, el triple . Y además, como ya advirtió el Ministerio Público, la percepción incluso es que hay muchos más casos de los que se denuncian , ya que los padres tienden a «silenciar esta violencia».

Este aumento que también se refleja en el número de medidas de reforma aplicadas por este tipo de casos y que de 98 en el año 2008 ascendieron a 265 en 2012 , según las memorias de Justicia Juvenil elaboradas por la Junta de Andalucía. Pero no se trata de un problema exclusivo de la provincia. A nivel nacional, la realidad es similar: en una década se ha pasado de unas 5.000 denuncias a más de 9.000, según los datos recabados por la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental.

Más allá de los números, «trasciende el drama humano en que se encuentran inmersas miles de familias, afectadas por este mal», afirma la Fiscalía, que lamenta la insuficiencia de políticas y prácticas preventivas de refuerzo a las habilidades parentales. Faltan protocolos oficiales como sí existen con la violencia de género.

Por ello, «no es infrecuente que sean los propios progenitores quienes acudan a los juzgados derivados por los Servicios Sociales para que les den solución a los problemas de convivencia, referidos incluso a menores de menos de catorce años », apuntó a este periódico Rabasa, que explicó, además, que «la mayoría de los casos se refieren a malos tratos psíquicos, que suelen ir unidos a otro tipo de agresiones físicas indirectas, como lanzar objetos o romper cosas. Las directas son menos comunes», indicó.

En cuanto al perfil de estos agresores, «no se caracteriza, como se piensa, por pertenecer a círculos marginales o unidades familiares desestructuradas. De hecho, la mayoría de los menores que agreden a sus padres forman parte de familias normalizadas ».

Pero, ¿a qué se debe este incremento significativo de la violencia hacia los progenitores? Los expertos lamentan desde hace años la pérdida del principio de la «autoridad» de hijos a padres, que conjugado con otros aspectos -tensiones en el seno familiar, los efectos de la crisis económica o adicciones , entre otros- desembocan en una lacra que ha ido aumentando.