El Alcázar y Manolete inspiran el diálogo musical de la Orquesta y la guitarra

Se trata del Concierto número 2 para Guitarra y Orquesta «Rosa del Alcázar», que García Aguilera ha escrito pensando en este monumento cordobés. Se trata de una obra de música contemporánea, en la que su autor reconoció haber puesto «mucho empeño».

No obedece, como es lo habitual en esta forma, al debate entre la orquesta y el instrumento solista, en este caso la guitarra, sino que busca «que el discurso de la guitarra complemente al de la orquesta y viceversa». Así, definió su obra, interpretada anoche como «asequible, a pesar de ser música contemporánea», y enlazada en ciertos conceptos con otras piezas maestras españolas, como las «Noches en los jardines de España», de Manuel de Falla.

El guitarrista Eugenio Tobalina fue el encargado de estrenar esta obra desde las tablas del Gran Teatro y ensalzó tanto sus «armonías tenebrosas» como los «acordes luminosos» en que desemboca estas obra de contrastes muy evocadora del alma de la ciudad. Tobalina hizo además votos por que esta obra cordobesa se consolide en el repertorio de las orquestas por su interés musical y su belleza. José Luis Temes, director principal invitado de la Orquesta de Córdoba, tomó la batuta en este recital, que se abrió con el «Paso a cuatro» de Pablo Sorozábal». La segunda parte tuvo más sorpresas. Se abrió con la obra «Llanto a Manolete», en la que repetieron como solistas Eugenio Tobalina, pero a continuación tomó la palabra musical Manuel Barrueco, habitual todos los años en el Festival de la Guitarra y uno de los más aclamados músicos en la versión clásica, que interpretó una versión de la «Medea» que escribió Manolo Sanlúcar.