De dimisión con portazo a generales plebiscitarias, las otras salidas inéditas
Si Sánchez quiere comicios, puede anunciar hoy que los convocará el primer día posible, 29 de mayo, pero entonces no podría dimitir porque entraría en funciones
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España amanece este lunes en vilo a la espera de conocer si a su presidente del Gobierno «le merece la pena» –como dijo en su carta– continuar en el cargo o dimitir. Estos inéditos cinco días de reflexión a solas con su familia abren a ... su vez un inédito abanico de posibilidades, del que ni sus ministros más cercanos se atreven a descartar una. La sensación o el relato mayoritario entre los dirigentes socialistas es que Pedro Sánchez comunicará que se va.
Pero todo es posible. Todo está abierto. Incluyendo que continúe con la coartada de someterse a una cuestión de confianza, anunciando un paquete de reformas para aumentar el control sobre los jueces y la prensa, o yendo a unas elecciones plebiscitarias para que la ciudadanía avale los cuestionables negocios de Begoña Gómez, desde el relato de que la derecha y la ultraderecha han montado el caso como parte de su persecución a Sánchez. El líder socialista no puede convocar elecciones generales hoy porque aún no ha concluido el plazo mínimo que debe pasar desde los anteriores comicios generales. Pero si finalmente su decisión fuera ir a elecciones, lo que sí podría anunciar es que las convocará a partir del primer día posible para hacerlo: el próximo 29 de mayo.
En este caso no podría dimitir hoy. Si lo hace, entraría en funciones y perdería la facultad de convocar comicios. La Ley del Gobierno es muy clara y establece que un jefe del Ejecutivo en funciones no puede proponer al Rey la disolución de las Cámaras. Tampoco podría plantear una cuestión de confianza, ni proponer la convocatoria de un referéndum consultivo. Y al entrar él en funciones, lo haría todo su Gobierno, que no podría presentar proyectos de ley hasta la elección de un nuevo gabinete. La posibilidad de una convocatoria electoral –poco probable pero no descartable–, nos devuelve a la pregunta del millón ¿Sánchez se quedará o se irá?. Unas nuevas generales no despejan por sí solas la incógnita ya que el líder socialista podría convocarlas y presentarse, o irse igualmente sugiriendo el nombre de su sucesor al frente del partido.
No obstante, esta última opción parece menos probable ya que, si Sánchez quiere dimitir, su partido queda en mejores condiciones si el proceso sigue su curso según lo previsto en la Constitución. Esto es, el nombramiento de un nuevo jefe del Gobierno. Y aquí entra en juego el Rey. Felipe VI debe aceptar la renuncia, pero puede aconsejar al jefe del Ejecutivo sobre la conveniencia o inconveniencia de su cese. Esta influencia, de haber decidido ejercerla, es de suponer que la habría estado realizando en estos cinco días. Pero más allá de este consejo, el Rey tomaría las riendas del proceso porque solo a él le compete proponer al nuevo presidente del Gobierno. O dicho de otro modo, no puede haber «dedazo» de Sánchez en La Moncloa. La capacidad del socialista para elegir a su sucesor se limita al ámbito del partido, esto es, al candidato que el PSOE podría presentar para optar a la jefatura del Gobierno. En caso de dimisión, el Rey abriría una ronda de contactos con los líderes de los grupos parlamentarios y propondría a un candidato a presidir el Gobierno, que debería someterse a una sesión de investidura y lograr el respaldo de la mayoría del Congreso para salir investido.
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ContinuarPero incluso esta vía abre nuevos escenarios. ¿Sánchez se irá dando un portazo, de forma inmediata, o esperará a que sea elegido el siguiente jefe del Gobierno para que la transición sea ordenada? Adolfo Suárez, el único jefe del Ejecutivo que ha dimitido en democracia, permaneció en funciones hasta que fue elegido su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo. Pero nada obliga a Sánchez a hacerlo ya que ni la Constitución ni la Ley del Gobierno recogen esa transición ordenada. El líder socialista puede irse hoy mismo de La Moncloa si así lo desea.