«Zapatero debe convocar elecciones»

—Como siempre que sucede algo así, ahí había de todo. Escuché que no se debía votar al PSOE ni al PP; luego escuché que no había que votar a nadie, también había gente hablando de la III República, de las listas abiertas, del paro... un sinfín de mensajes. Hago dos o tres reflexiones. En una democracia, por fortuna, se vota, y los ciudadanos eligen a sus gobernantes votando. Eso sucede en los países más avanzados del mundo y España tiene que ser uno de los más avanzados, no solo en términos económicos sino también democráticos. Por tanto, estoy absolutamente a favor de que la gente vaya a votar y decida con su voto, aunque no creo que la democracia sea solo ir a votar sino muchas más cosas. En segundo lugar, estoy contento porque en estas elecciones han votado casi dos puntos más que en las anteriores municipales. Por tanto, el llamamiento a no hacerlo no ha sido atendido, y eso es reconfortante. Y hay una tercera reflexión, ésta de fondo: creo que en este momento, en una parte importante de la sociedad española pero sobre todo entre los jóvenes, existe una pérdida de certidumbre sobre el futuro. Antes, todo el mundo tenía un aliciente vital; sabía que iba a estudiar una carrera, que iba a encontrar un trabajo, que se podría casar, formar una familia y atenderla; llevar una vida digna. Se tenía claro que uno iba a vivir mejor que sus padres. Hoy, en cambio, mucha gente ya no lo tiene claro. Hay muchas dudas sobre qué va a ocurrir. El reto del Partido Popular es ser el asidero para que mucha gente que tiene dudas sobre el futuro lo pueda encarar con más optimismo.

En cuanto a si los medios han sobreactuado, le diré que yo respetaré siempre la libertad de expresión. Mientras no viole la ley, cada uno puede optar por la línea editorial que quiera y opinar; y se lo dice una persona a la que no le gustan muchas de las cosas que se publican en los medios de comunicación. El único límite a la libertad de expresión es la ley. Si me pide un juicio de valor, le diré que lo sucedido en la Puerta del Sol no ha sido bueno para la imagen de España en el extranjero. Más aún, me parece inaceptable que se equipare a nuestro país con otros que ni siquiera son democráticos. España es una democracia que elige a sus gobernantes y donde se respetan los derechos humanos.

—A esta hora, Zapatero se resiste a convocar elecciones anticipadas pese al clamor popular. ¿Qué puede hacer el presidente del PP y candidato a gobernar para forzarle a ir a las urnas en otoño?

—En julio del año pasado, en el Congreso, donde debía hacerlo, en el Debate sobre el Estado de la Nación, ya le dije al presidente del Gobierno que las cosas no podían continuar así. Y que lo mejor para él, para su partido y sobre todo, que es lo que me importa a mí, para el conjunto de los españoles, era que convocara a las urnas. Lamentablemente, el tiempo me ha dado la razón en lo que se refiere a la situación española, que no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado. Y no digo nada de la posición de Zapatero y de su partido. Si algo necesita España en estos momentos, es confianza. Y creo que este Gobierno, por su falta de credibilidad, es incapaz de transmitir confianza dentro y fuera de España. Por tanto, pienso, como mucha más gente, que es necesario que haya elecciones generales.

—Usted lleva más de veinticinco años en política. ¿De quién ha aprendido más, de Manuel Fraga o de José María Aznar?

—He aprendido de Fraga, de Aznar y de concejales de pueblos pequeños. De todo el mundo, y quiero seguir aprendiendo. El día que deje de hacerlo estaré muerto. Lo cual es compatible con decir que tengo un bagaje de conocimientos y de experiencia razonable. He aprendido mucho de Fraga, que hizo una gigantesca labor de unión de toda la derecha española, y la culminó con la creación del Partido Popular en 1989. Dio paso a José María Aznar, quien consolidó esa obra de Fraga y fue un gran gobernante. Todos tienen sus cosas: Fraga, Aznar y yo. La crítica general contra la clase política me parece peligrosa e injusta. Yo, que empecé en política a los 26 años y he sido concejal, he conocido a muchísima gente en pueblos, y de todos los partidos, que cumplían su labor de la mejor manera posible. Hay gente con comportamientos inaceptables, que comete abusos que deben ser denunciados, pero la descalificación general de la clase política me parece profundamente injusta.