Zapatero ve la mano de Rubalcaba detrás de la petición del congreso del PSOE

En vista del guirigay interno, y del enrocamiento personal de Zapatero para no verse obligado a salir de la secretaría general «por la puerta de atrás» dada la presión de los «rebeldes», fuentes próximas a Rubalcaba no descartan que, incluso, termine tirando la toalla. Su entorno admite que Zapatero está abocando al PSOE a una situación más caótica que la que vivió en 2000 y que sin control del partido, su candidatura a la presidencia del Gobierno no es viable.

Los barones que quieren forzar a Zapatero a convocar un congreso del PSOE para elegir nuevo secretario general, en lugar de solo unas primarias para designar candidato a la Presidencia del Gobierno, están decididos a mantenerle el pulso. Él también está decidido a resistir, consciente de que aceptarlo implica su dimisión como líder del partido y el anticipo de elecciones a otoño. «Nadie, ni dentro ni fuera del partido, aceptaría su continuidad en La Moncloa más allá del plazo técnico necesario para convocar a las urnas», admitía ayer una fuente territorial.

Tras el órdago del lendakari, Patxi López, el martes, pidiendo que el Comité Federal del sábado se olvide de las primarias, Zapatero le telefoneó ayer para reprenderle y comunicarle oficialmente que la actual Ejecutiva Federal reafirma su idea de mantener el calendario de las primarias previstas. El todavía líder socialista cuidó al máximo la escenografía ya que, casi simultáneamente, reunió en su despacho del Congreso a Manuel Chaves, José Bono, José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba para darles explicaciones de su decisión. Luego, comunicó a los periodistas: «Habrá primarias, es lo saludable»

Chaves y el gran beneficiado de una posible dimisión de Zapatero, Rubalcaba —su nombramiento como secretario general conllevaría la suspensión de primarias— avalan el pulso de López, aunque de momento callan. De cualquier modo, en el PSOE existe el convencimiento de que López no está siendo sino un «emisario» de los mensajes de Rubalcaba, y un ejecutor de su estrategia, para forzar la inmediata salida de Zapatero.

La tesis para la celebración de un congreso es apoyada también los secretarios generales de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Comunidad Valenciana, Jorge Alarte; Galicia, Patxi Vázquez; y Navarra, Roberto Jiménez. Esas federaciones podrían tener mayoría en el Comité Federal si, como se especulaba ayer, los delegados de las federaciones de Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Madrid —sus líderes José Antonio Griñán, José María Barreda, Marcelino Iglesias y Tomás Gómez quieren primarias— se dividen.

La pretensión de Zapatero es evitar a toda costa esa imagen de ruptura en el máximo órgano entre congresos este sábado. Así ha convocado a todos los secretarios generales a una reunión previa en Ferraz mañana, viernes, para pactar una solución y que el conflicto no llegue abierto al Comité Federal al día siguiente. A diferencia de algún importante miembro de la Ejecutiva Federal, que ayer dejaba en evidencia el caos que se vive en Ferraz con la frase «yo sólo soy portavoz de mí mismo», Zapatero da muestras de creer que todavía conserva mucha autoridad interna en el PSE. Ayer dijo que López está «completamente de acuerdo» con él.

Nada más lejos de la realidad. A las dos horas, los socialistas vascos emitieron un comunicado oficial para ratificar que, después de esa conversación, López «sigue pensando que la solución más conveniente y más acorde» con la «tradición» es un congreso, para «afrontar la situación en la que se encuentra» el PSOE después del batacazo del 22-M. La nota señala: «Pensamos que la mejor solución es definir primero el qué y el para qué, es decir, qué ofrecemos a los ciudadanos; y después, el quién». El texto fue respaldado por una posterior declaración de Rodolfo Ares, vicesecretario general y hombre afín a Pérez Rubalcaba, afirmando que una cosa es lo que diga Zapatero y otra lo que apruebe el Comité Federal.

Por su parte, el extremeño Guillermo Fernández Vara insistió, tras oír al presidente del Gobierno, en que una sucesión mediante primarias no la entendería «nadie» porque en la situación actual de España sería un «escarnio público» de la marca PSOE y el proceso ha de ser «algo enormemente rápido». «Si nos decidimos ahora por hacer un debate pueblo por pueblo, socialista por socialista, todo el mundo nos mirará con perplejidad».