«Estaré a tu lado sea necesario o no»

Las palabras de Rajoy eran proféticas, salvo que estuviera en el secreto de una noticia que la presidenta de la Comunidad de Madrid llevó con el mayor de los sigilos y comunicó a apenas un puñado de miembros de su familia y algunos compañeros de partido. Porque parece que ni a Rajoy ni a María Dolores de Cospedal el anuncio de ayer por la mañana les pilló por sorpresa. De hecho, en el entorno de la secretaria general del PP admiten que ésta ya conocía la noticia cuando Aguirre acudió a Albacete a su acto de proclamación como candidata a la presidencia del gobierno de Castilla-La Mancha. No obstante, la «número dos» popular no quiso aclarar cuándo se había enterado de la noticia alegando que «yo tengo una relación muy directa con la presidenta de la Comunidad de Madrid y las conversaciones y los tiempos son privados».

Hubo en ese acto una alusión muy cariñosa de Cospedal a Aguirre, que tenía su lógica por tratarse de dos mujeres que han compartido tareas de gobierno en la Comunidad de Madrid, una como presidenta y la otra como consejera de Transporte. Además, se atribuye a Aguirre buena parte de la decisión de hacer de Cospedal presidenta del PP castellanomanchego.

Apenas dos días después esas palabras alcanzan una mayor dimensión, pero ayer ya fueron explícitas cuando Cospedal comentó en su comparecencia ante la prensa tras la reunión de la ejecutiva popular que Aguirre es una persona «fuerte y luchadora, que estamos con ella y que la queremos mucho».

Convertida en protagonista involuntaria de la reunión del comité ejecutivo nacional, al que no acudió, Rajoy también la aludió al comienzo y al término de su intervención en términos elogiosos. Destacó que se trata de una «mujer con entereza» y «animosa», cosa que también pudo comprobar de primera mano un ya lejano 1 de diciembre de 2005 cuando tuvieron el accidente de helicóptero en Móstoles. «Estoy viva y entera, como el alcalde, como el presidente, como el piloto, como el cámara y el copiloto», dijo entonces la presidenta mientras cojeaba sobre el tacón roto de su zapato.