Votaciones fallidas, lágrimas, malas formas... Así fue el día más duro en la historia reciente del PSOE

A las 9.00 horas se reunía el Comité Federal socialista. Decenas de militantes y votanes recibieron con abucheos a los detractores de Pedro Sánchez y aplausos a su fuerza pretoriana. La primera sensación del día fue que la división del partido era también la división de la calle.

Nada más entrar, el PSOE se encontraba con un problema de legitimidad. Medio partido no reconocía a Pedro Sánchez como secretario general mientras que el otro medio mantenía cierto «respeto» por la Ejecutiva que «sobrevivió» a las 17 dimisiones del miércoles. «Tú no eres el secretario general», le dijeron a Pedro Sánchez algunos de sus detractores.

Esta falta de entendimiento entre partidarios y detractores derivó en una mañana tediosa, de continuos recesos. Era la señal inequívoca de que el partido estaba roto, como se vio más tarde. Algunos dirigentes socialistas decían, con cierto disgusto, que se habían reunido para «votar lo que había que votar» .

Los miembros del Comité Federal del PSOE salieron a la calle aprovechando el segundo receso de la reunión. Varios miembros confirmaron la «tensión» entre los partidarios de Sánchez y sus críticos. «Estamos hechos trizas», confesó uno de los 253 asistentes al cónclave socialista con más división de las últimas décadas. Veinte minutos después, el secretario general en funciones tomó la palabra para proponer que se readmitan a los 17 miembros de la Comisión Ejecutiva Federal del sector crítico que dimitieron esta semana. Según las mismas fuentes, Pedro Sánchez habría propuesto que se convocase otro Comité Federal.

La tarde comenzaba con la sensación de que el Comité no terminaría ni en varios días. Una de las razones, el largo turno de palabra que solicitaron algunos integrantes del partido. En total, 150 miembros de los 253 delegados con los que se constituyó pidieron la palabra. Se trata de la cifra más alta que se recuerda en un comité federal socialista.

La presidenta de Andalucía, Susana Díaz , pidió votar por una gestora. Lo que suponía una enmienda a la totalidad. En la calle, gritos en contra de la andaluza.

Pedro Sánchez perdió buena parte de su legitimidad cuando sus partidarios quisieron promover una votación para celebrar un Congreso Extraordinario. Quisieron hacerlo con urnas, cuando la costumbre socialista dicta hacerlo a mano alzada. Los contrarios a Sánchez abuchearon este movimiento y lanzaron acusaciones de «pucherazo» . Josep Borrell llegó a decirle que así no se hacían las cosas.

Casi diez horas después del comienzo del comité, una fuente socialista señaló a este diario que a «Sánchez lo sostienen catalanes y vascos pero algunos "sanchistas" se sienten avergonzados por su enroque». También criticó el método de votación y las formas de Pedro Sánchez: « Se está votando en urna cuando la tradición es que esto se vote a mano alzada . Hay gente llorando por la tensión acumulada. Una de las tácticas del oficialismo ha sido dilatar todo para que la gente de provincias periféricas se fuera en sus aviones o trenes. Nadie se ha ido».

A final de la tarde, el Comité decidió votar a mano alzada la celebración de un Congreso Extraordinario. Es decir, lo que Sánchez quería pero sin urnas puestas a traición. El ex secretario general aceptó que los 253 miembros del Comité participasen de la votación. Sánchez dijo que, en caso de perder, dimitiría.

Pedro Sánchez perdió la votación por 133 votos en contra y 107 a favor. En una intervención tras el escrutinio perdido, Pedro Sánchez apeló a la unidad: «Siempre he creído que el PSOE tenía que dar una alternativa, desgraciadamente en la pasada legislatura no fue posible», dijo en privado a sus compañeros de partido. «Para mí ha sido un orgullo y presento mi dimisión. Ha sido un honor» .

Pasadas las nueve de la noche, Pedro Sánchez compareció ante los medios. Se mostró serio, pero entero. El ex secretario general dedicó su discurso a agradecer la predisposición de los medios , y a explicar el desarrollo del Comité federal más tenso de la historia del PSOE. «Mis padres me enseñaron que lo más importante es sostener la palabra» , dijo para justificar su dimisión.