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Villarejo pagaba a un inspector de Hacienda, comisarios y jefes de banca

«Los gobiernos pagan poco. A cambio, cuando necesito un dato delicado me lo dan»

El comisario Villarejo, a la derecha, con su amigo el comisario Salamanca, ya en libertad ABC
Cruz Morcillo

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El excomisario José Manuel Villarejo, en prisión por la operación Tándem, reconocía ante sus clientes que utilizaba todo tipo de métodos ilegales para conseguir información; es más, alardeaba de ello para justificar las grandes cantidades de dinero que cobraba por sus «servicios especiales» . No reparaba en nada: intervenciones telefónicas, un funcionario de Hacienda corrupto, confidencias de amigos jueces y policías, trabajadores de entidades bancarias y también sofisticados equipos técnicos.

Todo ello lo utilizaba de forma ilegal, sin encargo de ningún organismo oficial, como forma de amasar una gran fortuna aprovechándose de su cargo –por entonces estaba destinado en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía –, sin haber solicitado la compatibilidad de sus actividades privadas a los responsables del Cuerpo y ocultando el dinero a la Hacienda Pública.

«Proyecto Iron»

El «proyecto Iron», un espionaje encargado por Herrero&Asociados contra el bufete Balder Ip Law , es una guía perfecta de cómo funcionaba Villarejo y su red. El primero de los despachos acusaba al segundo de haberse apoderado de información clave. Además, sospechaba que uno de los que aún era su socio, José Antonio Hernández Rodríguez, daba apoyo financiero al otro bufete bien de forma directa o a través de su entorno. Para conseguir pruebas los responsables del bufete encargaron un informe a Villarejo y a su socio y abogado, Rafael Redondo.

El precio acordado fue 625.000 euros que se debían abonar a través del Grupo Cenyt, controlado por el excomisario. «Dado el carácter confidencial del Proyecto, se aconseja el máximo de opacidad en el procedimiento de pago», se pedía. Los investigadores han acreditado pagos por 302.000 euros.

Las grabaciones y documentación intervenidas en las viviendas del expolicía y su letrado, también en prisión, así como en sus oficinas, constituyen una prueba de cargo abrumadora. En un pendrive en el que se incluyen las grabaciones de reuniones con sus clientes en septiembre de 2013 –Villarejo grababa todo y a todos con los que hablaba– el excomisario despliega su estrategia: «Le hacemos un chequeo del tráfico de llamadas» , les explica primero Redondo en referencia al sospechoso, Hernández Rodríguez; y a continuación el comisario añade que también le pueden «mirar un poco el cruce de llamadas, porque tenemos un programa que nos lo hace». Incluso, presumen que es mejor que el que utiliza la Policía.

También la intromisión en las cuentas corrientes del supuesto socio infiel iba en el paquete. En esa misma reunión, celebrada en el Casino de Madrid, Villarejo se dirige a uno de los clientes en estos términos: «Mira la cuenta que ellos tienen en el BBVA, la apertura es el 31 del V (...), de mayo, y tienen un fondo depósito de 40.000 y un fondo de 90.000».... También describe con detalle los movimientos de cuentas de las personas que trabajan en Balder y de los ingresos y movimientos.

«Burlar controles»

¿Cómo podía tener acceso a esa información? Villarejo da la clave en otra grabación que le fue intervenida:

-Francisco C. (de Herrero) (Paco): «De las cuentas de ellos, que tiene que yo sepa en el Banco Bilbao, a través de esa cuenta no podéis ver con los ingresos y facturas de clientes».

-Villarejo: «Paco, que estamos en ello...».

-Paco: «Ya, ya»

-Villarejo: «(...) nos han puesto muchas más quejas de las normales, nosotros tenemos buenas relaciones con gente de dentro de los bancos y tal, y en este caso... coño es que esto lo llevan muy arriba, osea que por las razones que sean hay cierto blindaje de acceso de nivel medio, y hace falta burlar un poco esos controles...».

En Hacienda Villarejo también tenía terminales, en concreto un inspector al que el excomisario se refiere como «Alvarito», que no ha sido identificado de momento. «La penetración –decía el ahora recluso– es uno de los elementos que... nosotros siempre intentamos seducir a alguien de dentro». Además, pide discreción a sus clientes con la información porque «es muy delicada», si bien poco después, más desinhibido, admite sin problemas que «esto es más ilegal que una patata».

Respecto al inspector, Villarejo explica: «Le he dicho yo a este (...) tío te vamos a estructurar todo menos estas pruebas que las estamos consiguiendo ilegalmente ; no, no te las vamos a presentar en un Juzgado». Y sobre las «penetraciones» alardea: «Tenemos a una persona a la que estamos digamos... seduciendo... que ya me está haciendo cositas... no ves que resulta que trabaja con ellos» (en referencia al bufete espiado). Deja claro que también tiene informadores en el ámbito policial: «Yo soy comisario de Policía pero hombre me siguen llamando pero los cabrones de los gobiernos pagan poco, me piden ayuda... a cambio de eso yo cuando necesito un dato delicado me lo dan (…) hay un juez, mi amiguete ...».

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