La venganza de Pedro Sánchez en Valencia

La venganza servida en plato frío que prepara Sánchez tiene nombre y apellidos: Rafael García , alcalde de Burjassot, una población del área metropolitana de Valencia de 37.000 habitantes, que albergó el mitin con el que Sánchez contraprogramó la presentación de la candidatura de Díaz el pasado 26 de marzo.

El reelegido secretario general le recompensó con un puesto en la Mesa del Congreso federal cuando ya había anunciado sus intenciones de plantear batalla a Puig, quien tres años atrás había ocupado esa misma silla. Toda una declaración de intenciones que marcó el arranque de la campaña por el liderazgo en el PSPV con la que Sánchez pretende extender su poder más allá de calle Ferraz. García mantiene hilo directo con José Luis Ábalos , secretario de Organización del PSOE, líder de los socialistas en la provincia de Valencia, responsable de la campaña de las primarias de Sánchez e impulsor de la candidatura alternativa a Puig.

Ahora, el objetivo pasa por replicar el proceso federal a la Comunidad Valenciana, donde el PSPV recuperó el gobierno de la Generalitat en 2015 tras veinte años en la oposición gracias a un pacto con los nacionalistas de Compromís sustentado por Podemos, pese a cosechar el peor resultado de su historia. Un escenario en el que para Puig resulta temerario que se abra un conflicto interno en el seno del partido. Sin embargo, los sanchistas renunciaron a extenderle una alfombra roja y le han planteado un pulso.

Ximo Puig, cuyo enfrentamiento con Sánchez venía de lejos, se apresuró a convocar el congreso para el último fin de semana de julio, que vendrá precedido de unas primarias el día 16 de ese mes que podrían deparar una «bicefalia» inédita hasta la fecha y de consecuencias impredecibles para la organización.Los estatutos permiten a Puig volver a liderar la candidatura para la Presidencia de la Generalitat. Pero si es derrotado se vería obligado a convivir con un secretario general de la más estrictaconfianza de Sánchez que marcaría las directrices desde el partido.

A la espera de lo que suceda en las primarias, ambos sectores descartan un adelanto electoral en la segunda autonomía de mayor peso demográfico gobernada por los socialistas, solo por detrás de Andalucía. Así, Puig sigue manteniendo el apoyo de la líder de Compromís y vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , para agotar la legislatura. Podemos, su socio parlamentario, tampoco romperá el pacto para no quedar señalado por hacer saltar por los aires un gobierno de izquierdas. Los afines a Sánchez tampoco contemplan la posibilidad de que Puig disuelva al Parlamento autonómico en el caso de derrota en unas primarias, que tiene como primera estación la recogida de avales. Desde el entorno de García se denuncian «presiones» a los militantes por parte del actual aparato. Con todo, los dos candidatos lograrán las 1.841 firmas necesarias que les lanzarán a un carrera en la que Puig cuenta con el respaldo de los principales cargos institucionales, incluso de aquellos como la consejera Carmen Montón , que a nivel federal se alineó con Sánchez.