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Sánchez lleva al PSOE a reivindicar el carácter plurinacional de España

El secretario general logra sacar adelante todas sus tesis en un cónclave marcado por la nula oposición a sus planteamientos

José Luis Abalos, Cristina Narbona, Pedro Sánchez y Adriana Lastra, ayer, en el congreso socialista EFE
Víctor Ruiz de Almirón

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Pedro Sánchez consumó ayer la remodelación del PSOE hacia un modelo de partido que pivotará sobre un teórico mayor peso de la militancia como reflejo de un secretario general que ayer certificó su victoria incontestable sobre los dirigentes territoriales. Un PSOE «a la izquierda» y en él, una alianza entre viejos actores del partido, como algunos cuadros del guerrismo y figuras hasta ahora de tercera fila, que se han aliado para dejar sin influencia a gran parte de los actuales dirigentes. Un PSOE que avanza en una oferta concreta para Cataluña , pretendiendo una reforma constitucional que aplaque el sentimiento independentista y que sea aceptada por el resto de España. De forma oficial el PSOE asume desde ayer la apuesta por impulsar una reforma «federal» de la Constitución para «perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado».

Durante la tarde de ayer, en el debate de la comisión política, se aprobó esta cuestión en el apartado «un modelo territorial estable y equilibrado», después de que los delegados presentes en esta comisión rechazasen una enmienda que pedía su supresión por 41 votos a favor y 165 en contra. La redacción final del texto conlleva una «transición a una solución federal» para lograr un «acomodo a los diversos sentimientos de identidad de los españoles en todos los territorios». El texto, no obstante, reitera el compromiso del partido con que una eventual reforma de la Constitución debe mantener que «la soberanía reside en el conjunto del pueblo español». En su ponencia política los socialistas critican el «desprecio al diálogo» del que a su juicio hacen gala «tanto el gobierno del PP como los independentistas catalanes». Apuestan los socialistas por transitar hacia «un diálogo leal» a partir de su oferta federal, que en la práctica significa cronificar la descentralización del Estado a partir de «un mayor autogobierno, la garantía del respeto a las competencias en materia de lengua, educación y cultura». La diputada del PSC, Meritxell Batet , que defendió en la comisión el contenido de las tesis sanchistas, defendió que el PSOE está en la línea de «las soluciones políticas» que el PSOE quiere plantear en Cataluña.

Batet defendió que este reconocimiento es «perfectamente compatible» con el modelo territorial que los socialistas aprobaron en 2013. «Desde el PSOE y el PSC hemos defendido sin fisuras la soberanía de todo el pueblo español. Eso se reafirma en ese Congreso y eso se dice en la Declaración de Granada», señaló Batet, que quiso remarcar que «eso no es incompatible con el reconocimiento de distintas identidades», porque «España es un país muy rico, muy plural, muy diverso y eso es lo que queremos que tenga reflejo». Lo planteó Batet como una cuestión fundamental «para defender que España siga unida, para renovar ese pacto político que nos dimos en 1978 y que ahora nosotros pensamos que tiene que ser reformado». Albert Rivera , a quien Sánchez apela para pactar, criticó la decisión como «una derrota del PSOE constitucionalista» y muestra de que los socialistas están «cada día más podemizados».

Un Congreso atípico

La jornada de ayer se vivió con cierta desazón en la familia socialista. Acostumbrados a la épica habitual de los congresos socialistas, donde las grandes cuestiones se resuelven de madrugada, a última hora y en un despacho, el ambiente que se respiraba ayer en el Palacio Municipal de Congresos distaba mucho de otras ocasiones. Nunca antes se había llegado al cónclave con la Ejecutiva que pilotará el partido los próximos cuatro años. La cuestión de más calado político, la referente al modelo territorial, era una cuestión asumida. Dos veteranos diputados reconocían «el cambio sin precedentes» que supone este congreso para el partido, mientras reflexionaban sobre la procedencia del nuevo estatus. Pero como uno de ellos admitía, «no quedan muchas opciones» tras unas primarias en las que se debatía también un modelo de partido. No hubo sorpresas tampoco en el ámbito social, donde la tesis de Sánchez en contra de los vientres de alquiler se impuso ampliamente. Lo mismo sucedió en el ámbito económico. El punto más destacado es que el PSOE se reafirma con una apuesta clara por la derogación de la reforma laboral aprobada por el PP en el año 2012. En la apuesta económica del proyecto socialista se incidirá en la transición energética y ecológica de la economía, área en la que jugará un papel fundamental Cristina Narbona como próxima presidenta del partido.

En unas enmiendas pilotadas por Manuel Escudero , histórico dirigente del guerrismo que vuelve con Sánchez a la primera fila casi dos décadas después, el PSOE plantea como medida a estudiar «la viabilidad de un impuesto negativo sobre la renta», lo que se conoce como un complemento salarial y que reivindica Ciudadanos como una de sus banderas económicas. La diferencia es que el PSOE define esta política como un estadio intermedio hacia la «evolución hacia una renta básica universal».

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