El poder de Susana Díaz

Susana Díaz apenas sí se ocupa del Gobierno de su Comunidad desde que comenzó la campaña del 20-D. Protagonizó tantos mítines como Pedro Sánchez y cuando se contaron los votos dio por cumplido la primera parte de su objetivo: Demostrar que sin el PSOE andaluz el nacional habría casi desaparecido:Ganó en Andalucía, que aporta el 25% de los 90 escaños de los socialistas.

Díaz se encuentra ya inmersa en la segunda parte de su plan, la de aprovechar ese éxito para convertirse en la nueva líder socialista, aunque todavía no haya decidido si va a sacar billete de AVE a Madrid y hasta dónde llegaría su implicación en ese caso. Como toda la clase política se ha dado una tregua navideña, pero sólo para tomar carrerilla.

De momento ha delegado el gobierno de la Junta en su vicepresidente y ocupa su tiempo en reuniones con directores de medios de comunicación, empresarios, figuras del Ibex y barones socialistas, además de hablar con frecuencia con González, a quien considera su mentor, y de estudiar las encuestas sobre su popularidad nacional que ha encargado a toda prisa. Quiere contar de antemano con suficientes apoyos para forzar un congreso del que saldría secretaria general.

Luego, tiene abiertas tantas posibilidades como la política nacional en los primeros días de 2016. Puede ser la que acabe poniendo condiciones a un Gobierno del PP después de hacer sudar tinta china a Rajoy o la que se enfrente a los populares en unas nuevas elecciones generales si se da el caso de que se convocan. Los barones la apoyarán porque saben que es la única de ellos que ha conseguido escabullirse de los abrazo del oso con que Podemos ayudó a gobernar a todos los demás y la que tiene más papeletas para impedir lo que el PSOE más teme: Desaparecer.