Pedro Sánchez convoca elecciones generales para el 28 de abril

Sánchez ha optado por utilizar el atril de Moncloa para arrancar la campaña electoral. Tras dar las gracias a sus ministros «por su compromiso y su trabajo estos meses», ha pasado a reivindicar su acción de Gobierno destacando que «se han desbloqueado 13 leyes y más de 25 Real Decretos ». Y ha destacado también que su abultada agenda exterior ha servido para recuperar «la presencia internacional de España».

Cuestionado por si no se planteó una disolución inmediata de las Cortes, que llevaría las elecciones al jueves 11 de abril, Sánchez simplemente ha defendido que « yo creo que esta es una buena fecha ». Pese a que coincide con el juicio contra el proceso independentista y la campaña electoral se desarrollará durante Semana Santa. No ha mostrado preocupación por la coincidencia con la cita judicial: «La Justicia va por un lado y hace su trabajo y la política va por otro».

Sánchez ha convertido su intervención en todo un mitin de campaña. Tras destacar las cuestiones que según él han hecho avanzar el país ha pasado a desplegar un discurso que lo presenta como una víctima: «Votan no a la tramitación de unos PGE sociales después de 7 años de injusticia social, austeridad y recortes. Unos Presupuestos buenos para los españoles y para todos los territorios de nuestro país bloqueados porque así lo ha querido la oposición».

Una idea en la que ha insistido al denunciar «lo bloqueado por una oposición que ha utilizado las instituciones con intereses partidarios ». En este apartado ha mencionado la eutanasia, la brecha salarial, la pobreza energética o la derogación de la ley mordaza. Y ha terminado reeditando tres medidas a modo de gancho electoral que no decaerán pese a la no aprobación de los Presupuestos: «La revalorización de las pensiones, el alza del salario mínimo y el aumento del sueldo de los empleados públicos están garantizados. Este es el compromiso del Gobierno y vamos a cumplir».

Pero en la declaración de Sánchez ha primado la referencia constante a una oposición que, con el fin de estigmatizarla, la presenta como un bloque uniforme: «La derecha, con sus tres partidos, defiende un tipo de España en que no cabemos muchos», ha dicho, acusando de ser « una oposición conservadora que no ha mirado por el interés de los españoles».

Respecto a los futuros acuerdos con los que pretende formar Gobierno, el presidente ha evitado contestar a una pregunta directa sobre si está dispuesto a reeditar su pacto con Podemos y los independentistas o sobre si giraría hacia Ciudadanos sobre si lo necesita: «¿Por qué no dejamos primero que hablen los españoles?», ha dicho como única respuesta.