Josep Bou: «No tuve miedo. Tuve asco y vergüenza. Vi mucho odio. Están envenenados»

-¿Cómo llegó al Palacio de Congreso de Cataluña?

-No tengo coche, me rompieron las lunas hace unos días. Tampoco tengo coche oficial. Cogí un taxi y me dejó a un par de kilómetros. Cuando llegué había unas dos mil personas protestando. Estaban muy alterados.

-¿Le reconocieron?

-Sí. Como concejal de Barcelona, creo que tenía que estar, ya que Ada Colau decidió no acudir porque se siente republicana. Fui buscando un hueco para entrar en el Palacio, pero me rodearon varios cientos. Lo peor fue lo que no se ve en las imágenes de vídeo que corren por internet.

-¿Por qué? ¿Qué ocurrió?

-Estuve unos tres cuartos de hora rodeado y recibiendo golpes, empujones, escupitajos... me decían «no vas a salir de aquí», «te vamos a llevar a la Arrabassada (donde se mató durante la Guerra Civil)», «cobarde». Lo único que pensé en esos momentos fue en no caerme al suelo, porque si me derrumbaba no saldría vivo. En un momento dado, alguien me puso la mano por encima y me sacó a empujones. Cuando estaba a un lado, me dijo que era un agente secreta de la Guardia Urbana. Me metió en un coche y me llevó al Palacio.

-Sintió miedo, supongo...

-No. No tuve miedo. Lo digo sin el mayor valor. Lo que tuve fue asco y vergüenza. Lo que vi fue mucho odio en las caras de los radicales. Están envenenados. Destrozan Cataluña.

-¿Por qué no utilizó uno de los autobuses de la organización?

-¡Nadie me dijo nada! No estoy loco. Si hubiera sabido que había autobuses, ni estoy andando casi una hora, ni me meto en la boca del lobo. Lo que han dicho Miquel Buch y Meritxell Budó, consejeros de la Generalitat -que quien quiso utilizó este transporte-, es una irresponsabilidad. Cuentan milongas.