Nadie cree ya a Pedro Sánchez
El presidente responde a Aragonès que no habrá referéndum y Rufián lo pone en duda: «Denos tiempo»
Abascal y Arrimadas elevan la presión para que Casado lance una moción de censura. El líder popular aguanta
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Iniciar sesiónLas siete horas y media de debate que el Congreso mantuvo ayer sobre los indultos –un tercio del tiempo habló Pedro Sánchez– sirvieron para confirmar dos ideas que la bancada conservadora viene advirtiendo desde hace tiempo. La primera es que la palabra del jefe del ... Gobierno ya no tiene credibilidad en el Congreso. Ayer coincidieron en ello tanto los partidos de la derecha como los propios socios de Sánchez. Gabriel Rufián (ERC) o Aitor Esteban (PNV) no tuvieron problema en espetárselo al presidente al igual que las representantes de Junts o la CUP. La segunda es que la radicalización del presidente del Gobierno le ha dejado a merced de sus aliados secesionistas . La concesión de los indultos ha volado por los aires la opción que tenía el PSOE de construir una mayoría alternativa con Ciudadanos, como hizo en algunas prórrogas del estado de alarma. Y éste ha sido un objetivo buscado desde el principio de la legislatura desde Podemos y el secesionismo por lo que, una vez conseguido, ERC se siente en una posición de fuerza. Todo ello se sintetizó ayer en un puñado de frases y gestos en el hemiciclo.
Cabeza gacha
Sánchez pretendía marcar la jornada asegurando que «no habrá referéndum de autodeterminación» porque el «PSOE nunca jamás aceptará ese tipo de derivadas». Ésa era su respuesta al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès , tras la entrevista que ambos mantuvieron el día anterior en Moncloa y la advertencia del catalán de que nunca renunciará a la independencia.
Pero Rufián no tardó en enmendar la plana al líder socialista de forma humillante: «La verdad es que también dijo que nunca habría indultos, así que denos tiempo». Sánchez agachó la cabeza en un gesto vergonzante que no dudaron en reprocharle Pablo Casado e Inés Arrimadas. Sobre todo porque en sus siguientes dos turnos de intervención, el socialista no hizo frente al desafío del republicano. Para el líder popular, Rufián se ha convertido en el «jefe» del presidente.
Las palabras del republicano son doblemente significativas porque en la sesión de control del miércoles pasado ya cuestionó la motivación de Sánchez en la concesión de los indultos y el Gobierno dejó ver su malestar por ello. Una semana después, el portavoz de ERC no solo no afloja su discurso sino que reitera la ofensa y lo hace, además, al día siguiente de ese encuentro entre Aragonès y Sánchez.
No fue el único. «Nunca diga nunca jamás a nada . Ya veremos cómo van avanzando las cosas», advirtió después Aitor Esteban a Sánchez, en tanto que Mertxe Aizpurua (EH Bildu) le avisaba de que «le toca cumplir y hacer lo que dijo que haría», y Míriam Nogueras (Junts) exigía poner fin a la «farsa» y firmar ya el «divorcio» entre Cataluña y el resto de España. Fuentes de La Moncloa justificaban ayer que el secesionismo «está en la retórica» y que aunque esperaban menos decibelios en el debate lo importante es que la Generalitat no está cometiendo «ninguna ilegalidad», informa Víctor Ruiz de Almirón.
Pero la realidad es que la palabra de Sánchez fue puesta en duda durante toda la jornada. «¿Pretende que le creamos ahora cuando dice que no va a haber referéndum ilegal?», le reprochó Casado con tono de incredulidad . «O es usted un mentiroso o nos toma a los españoles por tontos. O las dos cosas» , añadió. «Por cualquiera de ellas dimitiría un político decente, siguiendo su mismo baremo de exigencia», siguió. El líder popular también anunció que su partido ha recurrido los indultos ante el Tribunal Supremo por constituir un «atropello antidemocrático». Una vez más, Sánchez y Casado mantuvieron un bronco y tenso debate que volvió a dejar en evidencia la incompatibilidad de sus posiciones. El jefe del Gobierno volvió a pedirle que «se sume a la hoja de ruta del reencuentro» y el líder de la oposición le reiteró que convoque elecciones para que la historia pueda «indultarle».
Los bemoles de Sánchez
En la falta de credibilidad de Sánchez incidió también Santiago Abascal, hasta el punto de considerar su declaración «una clarísima amenaza de que habrá referéndum de autodeterminación». Y lo mismo Inés Arrimadas. La presidenta de Cs aseguró que la palabra del presidente «no vale absolutamente nada» y mostró su estupefacción por los «dos bemoles» del jefe del Gobierno al atreverse a defender los indultos con «la hemeroteca» en contra que tiene detrás.
En cuanto al discurso de Sánchez sobre los indultos, no hubo grandes novedades. El jefe del Gobierno siguió sin contestar a la gran pregunta que tiene pendiente y no ofreció ninguna explicación por la ruptura de su promesa electoral de 2019, cuando aseguró que las penas del ‘procés’ se cumplirían de forma íntegra. Arrimadas incidió una y otra vez en esta cuestión exigiendo que Sánchez relatara cómo fue «esa revelación mística» en la que pasó de una posición a la contraria.
El jefe del Gobierno, sin embargo, se centró en incardinar los indultos en la necesidad de concordia y diálogo, en la obligación del Gobierno de «devolver la normalidad social y política a Cataluña» y en la «utilidad» del perdón. A su juicio, «el tiempo del castigo ya pasó» porque la Justicia no es suficiente para recuperar la concordia. En este sentido defendió «el pacto» como único camino posible, acusando al gabinete de Mariano Rajoy de delegar su responsabilidad política en los tribunales .
Sánchez sí quiso incluir un mensaje a aquellos ciudadanos que tienen «reparos» y «se oponen» a la excarcelación de los líderes del ‘procés’. Y especialmente a la población catalana «que se sintió agredida por su propio Gobierno» en 2017, a los que aseguró comprender «bien» porque «no tienen la certeza de que esa situación no vaya a repetirse en el futuro». De hecho, volvió a reconocer que los indultos no son «garantía» de que el pulso secesionista vaya a terminarse mientras Rufián y Nogueras volvían a advertir de que el efecto de las excarcelaciones se limita a «mejorar el clima político».
Poco más concedió Sánchez a los constitucionalistas acongojados a los que se limitó a asegurar que el Gobierno «seguirá actuando en todo momento con la máxima firmeza para garantizar la convivencia». Unas palabras que llegan cuando el Ejecutivo está maniobrando y presionando al Tribunal de Cuentas para que los líderes independentistas se libren de pagar sus millonarias multas por malversación. Al mismo tiempo, Jaume Asens (Podemos) presionaba a Sánchez para «hablar de todo» en la mesa de diálogo, incluyendo «autodeterminación y amnistía».
Moción de censura
El debate de los indultos encerró otro: el que mantuvo el bloque conservador por su pulso interno. Abascal utilizó su turno de intervención para elevar su presión sobre el PP, reclamando la presentación de una moción de censura, aunque esta vez sin ultimátum ni cuenta atrás. «Asuman su responsabilidad», apretó a Casado, pidiéndole que abra contactos con los partidos regionalistas para sondear qué apoyos tendría esta iniciativa.
El presidente de Vox aseguró que nunca ha habido tantos motivos para intentar desalojar a Sánchez de La Moncloa y calificó los indultos como un «acto de corrupción política» además de una «puñalada por la espalda» a Felipe VI y a los jueces del ‘procés’.
Arrimadas apoyó nuevamente la estrategia de Abascal ofreciendo a Casado los votos de su grupo. «No tenga ninguna duda de que le apoyaremos», aseveró. El presidente popular, sin embargo, aguanta la presión y mantiene su hoja de ruta centrada en exigir a Sánchez que dimita y convoque elecciones. La moción de censura está, a día de hoy, descartada para Génova porque fracasaría y reforzaría a Sánchez. De hecho, ayer, el jefe del Gobierno retó a Casado a presentarla. «Presenten todos los recursos que quieran, presenten la moción de censura a la que le instan la señora Arrimadas y el señor Abascal», le espetó. El ataque al líder popular fue uno de los ejes de la segunda intervención de Sánchez, la más larga de las tres, de casi hora y media.
Polémica por la Guerra Civil
Uno de esos ataques se produjo por una declaración de Casado sobre el levantamiento nacional de 1936 . «La Guerra Civil fue el enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia», sostuvo el presidente popular, antes de definir la Constitución como «el pacto por el cual no puede haber democracia sin ley ni ley sin democracia». Adriana Lastra (PSOE) y Sánchez después reaccionaron con indignación y exigieron a Casado la retirada de esta declaración que tacharon de «vergüenza» e «indecencia». Este ha sido el último debate del jefe del Gobierno antes de irse de vacaciones. No volverá a someterse al control del Congreso hasta septiembre.
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