La mujer que metió en una caja el cráneo de su novio dice ser inocente

Las fuentes consultadas por ABC explican que la sospechosa llegó al centro penitenciario el pasado martes perfectamente orientada. Primero estuvo en el módulo de ingresos, donde se le entregó la ropa de cama, útiles de higiene personal y un funcionario le explicó cómo iba a ser su vida a partir de ese momento. Más tarde se le hizo una entrevista personal y un examen médico para hacer una primera evaluación de su situación psíquica y física y se le asignó el «carné de identidad penitenciario», que le acompañará a lo largo de toda su estancia en la cárcel. Cumplimentados estos trámites, y a la vista de que se encontraba bien y no mostraba alteración psíquica alguna, fue llevada al módulo ordinario de mujeres.

En el momento del ingreso, como se ha señalado, estaba muy entera y mantuvo que era inocente. Los primero exámenes, además, indican que no sufre una patología psiquiátrica severa, si bien lógicamente habrá que esperar hasta que se hagan exploraciones más minuciosas por los especialistas para confirmarlo.

Sus primeras 24 horas en el módulo ordinario de mujeres transcurrieron con normalidad, sin que se le apreciase desesperación por su nueva situación . Ayer, sin embargo, estaba algo más decaída, lo que es lógico dado que se trata de una reclusa primaria (es la primera vez que ingresa en un centro penitenciario) y es a partir de ahora cuando de verdad se dará cuenta de que su vida ha dado un giro de 180 grados. En cualquier caso, las fuentes consultadas explican que ese cierto bajón emocional no parece preocupante, al menos de momento, aunque obviamente se está encima de ella para tomar las decisiones oportunas en caso necesario.

Estos episodios de pequeñas depresiones eran habituales en esta mujer, según los testimonios recogidos por ABC. De hecho, cuando caía en uno de ellos sus amigas eran las primeras en animarla a ir a bailar sevillanas a la Casa de Andalucía de Castro Urdiales, de la que era socia y asidua a sus actividades. Eso sí, al margen de esas situaciones la sospechosa era una mujer presumida y preocupada por su aspecto exterior, según quienes la conocen.

Carmen Merino, como ya informó ayer ABC, contaba con dos antecedentes penales: un hurto de 300 euros en el domicilio de un familiar y la estafa de 6.000 euros a la expareja de otro familiar . Ninguno de los familiares de la víctima, Jesús María Baranda, conocía ese dato. Precisamente, el hecho de que tenga antecedentes por delitos económicos hacen pensar que la mujer actuó por un móvil de ese tipo. Entre febrero, cuando desapareció su pareja, y ahora, sacó varias veces dinero de la cuenta de su pareja con una tarjeta.

No obstante, familiares de la víctima aseguran también que en los últimos tiempos Jesús María Baranda les decía que su relación con Carmen Merino pasaba por dificultades.