Matas «diseñó una estrategia para satisfacer sus intereses personales»
El juez explica en su auto que se situó «al margen de cualquier mecanismo de control y que «ha venido a burlarse de los simples mortales»
El auto del juez José Castro, instructor del llamado «caso Palma Arena» , en el que decreta prisión eludible con una fianza de tres millones de euros para el ex ministro y ex presidente autonómico, Jaume Matas, es contundente. En su escrito, en el que ... le atribuye doce delitos que le pueden acarrear una condena de hasta 64 años de cárcel, le acusa de diseñar «una estrategia que, a los efectos de satisfacer sus intereses personales, los de sus inmediatos colaboradores y de otras personas allegadas, estriba en situarse al margen de cualquier mecanismo de control». Entre otros aspectos, indica el juez, acerca de las supuestas reuniones que habría habido para tratar sobre el proyecto de construcción del velódromo Palma Arena, que «está fuera de discusión que las veintidós actas mencionadas son falsas», porque las reuniones de las que pretenden dar fe «no tuvieron lugar ni en la más mínima apariencia», por lo que en algún momento del escrito habla de «fantasmagóricos asistentes».
El ex director general de Deportes José Luis Ballester aparece como la persona que colaboraba en la estrategia con Matas y que habría tomado las decisiones de los órganos que no se llegaron a reunir. Sin estudios del coste del velódromo En el auto se indica que se desconoce de dónde procede el cálculo que estima en 46.400.000 el coste del velódromo, «ya que no consta estudio alguno al respecto», y que se contrató «a dedo» al arquitecto Ralph Clemens Alexander Schürmann, en un acto que califica de «meridiana ilegalidad» y a los hermanos Jaime y Luis García-Ruiz, bajo el nombre de GR1. Asimismo, en el «insufrible peregrinar por la construcción del velódromo», describe las irregularidades en las contrataciones y facturaciones. El escrito recoge también algunas de las respuestas que dio Matas a estas contrataciones. Así, tras ser preguntado si asistió a la boda de uno de los arquitectos, afirma que como a «muchísimas bodas» a las que acude «en razón de su cargo». Y respecto a un encargo personal a Enrique Arnaldo Alcubilla, relativo a un estudio sobre los límites de los poderes públicos en campañas institucionales, y el hecho de que pocos meses más tarde le llamara para pedirle trabajo, corrige que no fue a pedirle trabajo, sino para ofrecerle sus servicios, «que, al parecer, no debe ser lo mismo», añade el juez, quien concluye: «Es claro que el Sr. Matas ha venido a burlarse de los simples mortales».
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