Mas hace suya la marcha separatista

En su mensaje televisado, Mas indicó que todas las voces que se alzarán hoy en la manifestación de Barcelona, «sean por el pacto fiscal, por el estado propio, por el respeto que merecemos como nación pacífica y democrática, o por nuestra dignidad, son todas voces que se alzan en la misma dirección: más justicia y más libertad para Cataluña». Añadió que «nunca como ahora, Cataluña había estado tan cerca en su aspiración y su anhelo de plenitud nacional» y afirmó que cada vez son más los catalanes convencidos de que «es a nosotros a quien corresponde decidir libremente nuestro futuro como pueblo y como nación».

Sobre la «soberanía fiscal» que reclama el ejecutivo de CiU, Mas lo define como «un acto de afirmación nacional y de afirmación social» y sostiene que «no hay batalla más urgente ni reto más importante que la soberanía fiscal de nuestro país».

Ni los organizadores de la manifestación ni el lema de la misma -«Cataluña, nuevo estado de Europa»- dejaban lugar a dudas: se trata de una marcha independentista que va más allá del pacto fiscal. Los únicos que todavía se resistían a ello eran los miembros del Gobierno catalán, que ayer intentaban todavía presentar esta marcha como un «acto de reivindicación nacional» fruto de la espontaneidad social.

Lo cierto es que el embrión de esta movilización fue el llamamiento del propio Mas, a quien sus propios compañeros de filas ya veían encabezando esa «histórica» marcha independentista. El dirigente nacionalista sólo acudirá «en espíritu», mientras que el resto de su equipo de gobierno emprendía una desquiciada carrera por demostrar catalanidad sin declararse abiertamente independentistas.

Así, habrá consejeros que acudan a la marcha «a título personal, que no institucional» y para defender el pacto fiscal, como es el caso de la vicepresidenta catalana, Joana Ortega (UDC), quien en un principio descartó ir, al igual que el presidente de su partido, Josep Duran Lleida . Ambos participarán finalmente en ese acto independentista, junto a consejeros convergentes abiertamente separatistas, como la titular de Educación, Irene Rigau , mientras que el responsable de Interior y confeso independentista, Felip Puig, no podrá acudir porque tiene que coordinar el dispositivo de seguridad de los actos de la Diada.

Porque, efectivamente, la marcha promete ser multitudinaria y hay quien augura que superará el millón de personas que acudieron a la manifestación en favor del Estatuto de 1977. Los organizadores, la Asamblea Nacional Catalana, han contratado más de mil autocares para que los asistentes puedan desplazarse a Barcelona desde diferentes puntos de Cataluña. Asimismo, los alcaldes de Gerona y de Figueras, ambos de Convergència, han fletado dos trenes con la misma finalidad.

Y es que, a nivel municipal, la movilización reivindicativa también se ha hecho notar, incluso con golpes de efectos como los de Sant Pere de Torelló, Calldetenes y La Bisbal del Penedès (Barcelona), en cuyos plenos se declararon independentistas. El batiburrillo de sensibilidades presentes en la manifestación incluye la de los partidos que forman Euskal Herria Bildu, que han confirmado su asistencia. También lo harán dirigentes y ex consejeros del PSC, cuyo líder, Pere Navarro -que no se manifestará-, ha venido negando la mayor, que la marcha tuviera un carácter independentista. Por contra, el ex presidente de la Generalitat, José Montilla , advirtió de los riesgos de la vía separatista.

Todos los partidos catalanes, excepto Ciudadanos, que celebra la Diada con un acto alternativo, acudirán al acto institucional que, como cada año, tendrá lugar en el parque de la Ciudadela de Barcelona. También lo hará el PP , aunque se abstendrá de acudir a la ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanova , habitual lugar de peregrinaje de las formaciones políticas y de fuertes insultos y silbidos. Los populares catalanes, liderados por Alicia Sánchez-Camacho , han elaborado un manifiesto en el que abogan por una Diada de «unidad, consenso y pluralidad».

«Esta estrategia de CiU puede superarnos a todos, incluso a la propia CiU. El llamamiento de CiU a participar en la manifestación puede traernos problemas graves en el futuro, puede producir enfrentamientos civiles entre nosotros. Su actitud es irresponsable y peligrosa», advirtió Sánchez-Camacho.