La última bocanada

¿Por qué toma esta decisión la dirección nacional de Ciudadanos? Inés Arrimadas está en una situación difícil, muy difícil, en la que se enfrenta a tres encrucijadas . La primera, en el Parlamento: hacer valer sus diez escaños les obliga a sobreactuar y a arriesgar demasiado. Así, cuando apoyaron en junio la sexta prórroga del primer estado de alarma dieron al Gobierno de Sánchez el aire que necesitaba para seguir gobernando por decreto. Arrimadas quiso mostrarse útil, y lo consiguió: fue útil para Sánchez e Iglesias . Algo parecido le sucedió a Abascal hace un par de semanas con la votación de los fondos europeos: dijeron que era para facilitar las ayudas a los ciudadanos y al final lo que han facilitado es que el Gobierno reparta 140.000 millones sin los controles pertinentes. Abascal acabó admitiendo el error. Arrimadas, no.

La segunda encrucijada está en las autonomías. Allí es donde Ciudadanos goza de un mayor poder: cuatro vicepresidentes y un puñado de consejeros. Manejan presupuesto, y eso en política es la clave. Sin embargo, y a tenor de las encuestas, quien está rentabilizando los dos años de gestión es el PP: Díaz Ayuso , Fernández Mañueco , López Miras y Moreno Bonilla . El temido ‘efecto Clegg’ (en una coalición el pez grande se come al chico) sobrevuela sobre la sede de Alcalá. Los pactos en estas comunidades fueron fruto de la estrategia final de Albert Rivera , pactar con el PP para desalojar al PSOE de Sánchez: tolerancia cero contra «la banda», ¿recuerdan?

Con esa idea fueron los votantes a las urnas, y con esa idea Cs pactó con el PP a pesar de que el PSOE fue la fuerza más votada y de que, en origen, Ciudadanos daría gobiernos a izquierdas o a derecha en función de un criterio clave: la regeneración democrática. Si en Andalucía nunca chirrió que echaran al PSOE de toda la vida, en Madrid, Murcia y Castilla y León sí sorprendió que apostarán por la continuidad histórica. Exactamente ahí es donde reside la difícil posición de Ciudadanos: ¿cumplir el compromiso electoral de Rivera o apostar por la alternancia original? Unos votantes dirán hoy que se sienten traicionados por dar el poder al PSOE en Murcia, otros que Ciudadanos ha venido al mundo para estar en medio de PP y PSOE. Esa es la encrucijadas autonómica de Arrimadas.

Y aquí enlanzamos con la tercera encrucijada , la ideológica. Es obvio que Arrimadas está haciendo una enmienda a la totalidad del final del riverismo, incluso del principio. Ella quiere un Ciudadanos bisagra, con menos porcentaje de voto pero más influencia. Liberal en lo económico, lo que en España es ser de derechas; y liberal en lo social, lo que en España es ser de izquierdas. La cuestión es cuánto le penalizará al cambiar el caladero de voto, y si al final habrá merecido la pena.

Y así llegamos al movimiento de hoy, la moción de censura en Murcia: es la última oportunidad para tratar de rentabilizar una representación autonómica que aún es fuerte con el objetivo de demostrar que son capaces de gestionar. No deja de ser irónico que Arrimadas se agarre a una representación autonómica que se consiguió con el discurso más derechista de Rivera. Ahí está el riesgo: decepcionar al votante que confió en un Ciudadanos que Arrimadas trata de enmendar.

Esta estrategia en el laboratorio murciano puede trasladarse a otras regiones (Castilla y León y tal vez Madrid, no a Andalucía). Hay mucho en juego, y el riesgo es alto, porque si alguien gana con todo esto es Pedro Sánchez. Arrimadas apuesta fuerte. Puede ser la última bocanada.