Más de la mitad de los menores desaparecidos en España desde 2010 se fugó de casa
El teléfono único de la UE para menores desaparecidos detecta 340 casos en España desde septiembre 2010
«Estoy escapado desde hace dos días. Salté por una ventana de una altura de 3 metros. Si tengo que volver a casa será el fin del mundo para mí, prefiero vivir para siempre en la calle, desaparecer...». Es el testimonio de Fermín, de 14 ... años. Como él, un 50,5 por ciento de los menores desaparecidos en España entre 2010 y 2011 se fugó de casa.
Son los datos del Informe que ha presentado este viernes el número único de la Unión Europea para casos de niños desaparecidos (116000) —que en España gestiona la Fundación Anar (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo)— en el marco de la celebración de las I Jornadas sobre Niños y Adolescentes Desaparecidos. El teléfono 116000, que gestiona la Fundación Anar , se encarga de atender a menores desaparecidos y a sus familias, ofrecerles orientación y acompañamiento y ayudar a la denuncia y conexión inmediata con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Desde que fue conectado por primera vez en 2010, el teléfono de Anar ha sonado 5.777 veces para casos de niños y adolescentes desaparecidos. Casi nueve de cada diez de estas llamadas (un 87,4 por ciento) la efectuaron mayores de edad, generalmente familiares de los menores desaparecidos. El otro 12,6 por ciento restante correponde a los casos —pocos— en los que fueron los propios menores quienes se pusieron en contacto con la Fundación, como fue el caso de Fermín.
De entre todas las llamadas, fueron detectados 340 casos de menores desaparecidos , según revela el informe presentado por el propio director del teléfono Anar, Luis Estebaranz. Otro de los datos que arroja el informe es el perfil de los menores desaparecidos que se pusieron en contacto con la Fundación: más de la mitad de ellos eran, o bien menores de siete años, o bien mayores de 16, y un 62,9 por ciento eran mujeres.
El secuestro parental
Después de la fuga, el segundo motivo de desaparición que más se da es el secuestro parental (32,1%), seguida del secuestro por un tercero (5,3%) o una pérdida o accidente (11,8%).
La sustracción parental se produce cuando uno de los progenitores se lleva al menor de su hogar, en contra de la voluntad del otro progenitor . En la mayoría de los casos, el niño tiene menos de siete años.
La psicóloga de la Fundación Child Care, experta en atención primaria a las víctimas de la sustracción interparental, María José Coll, ha explicado que el menor «es el arma psicológica más efectiva» , por lo que los progenitores lo utilizan como medio para castigar a su pareja o bajo la idea de que no pueden compartir la custodia porque «nadie los quiere más que ellos». Coll ha explicado que las razones del «secuestro» del menor por parte de uno de sus padres nunca es «el amor», puesto que se está privando al niño del cariño del otro progenitor. «Habitalmente se les dice a los niños que su otro padre ha muerto, o que no los quiere», indica Coll.
La experta ha recordado que la sustracción parental no fue considerada como un delito hasta que la presión «de muchos padres y madres coraje» logró que el Parlamento Europeo lo aprobara —antes se consideraba sólo una falta, por lo que no se activiaba ningún mecanismo de búsqueda—. Por ello, Coll ha destacado que «estos padres y madres coraje han hecho mucho más que cualquier sistema jurídico para cambiar las cosas» .
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