Los interlocutores con los que Otegui busca recomponer las fuerzas abertzales

Surgida en 2014, es la plataforma proamnistía más importante . No en vano cuenta entre sus filas con históricos dirigentes de la izquierda abertzale como Itziar Aizpurua, Alberto Muñoz y Antxon Gomez, además de presos, ex presos de ETA, militantes de la ilegalizada organización juvenil Haika y conocidos nombres de la cultura el deporte o el activismo social.

ATA, según sus siglas, aunque últimamente se hace llamar Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión, no ha dudado en exhibir músculo celebrando manifestaciones en Bilbao para exigir la liberación de presos sin contraprestaciones, todo en abierto desafío a las soluciones posibilistas abanderadas por Sortu, ante la que dicen sentir «vergüenza».

Cuatro miembros de ATA fueron llevados ante el juez por enaltecimiento del terrorismo en junio. Se negaron a declarar.

Promovida en Portugalete, esta formación dejó claro en un documento difundido en junio que su apuesta estratégica no pasa por «vías exclusivamente políticas y democráticas» . El escrito reflexiona sobre la desobediencia, «fundamental en los procesos de lucha y en concreto en la lucha del pueblo vasco» y defiende volver a una «desobediencia activa con todas sus consecuencias. Esta desobediencia no tiene nada que ver con el pacifismo (...), desobediencia ejercida como derecho a la rebelión, utilizando los métodos de lucha que se piensen necesarios en cada momento para combatir al enemigo».

Su rechazo a Sortu es frontal. Critican que la actuación oficial de la izquierda abertzale «desde hace 7 años (...) ha demostrado ser un total fracaso», lo que ha impedido a la nación vasca desarrollar cualquier proyecto socialista y de independencia».

«En el camino de la libertad», en su traducción al español, es un colectivo asambleario formado por medio centenar de ex presos ETA y exhuidos de la banda , a los que se refieren en su jerga como «exrefugiados». A todos ellos les han hecho saber que «ni uno solo se va a quedar tirado por no ceder al chantaje del enemigo», mensaje que también alude a Sortu, a la que acusan de haber llevado la lucha del «Pueblo Trabajador Vasco» al «total desestimiento, al liquidacionismo y a la traición»

Askatasunaren Bidean empezó a organizarse en enero de este año. Su objetivo expreso es «recuperar el espíritu de Altasu del año 1978, cuando se fundó Herri Batasuna». Se proponen «recuperar la calle, la lucha en la calle», pero aseguran que la posibilidad de volver a la lucha armada «no ha estado en ningún momento en los debates».

Ejemplo de la fuerza que puede alcanzar la disidencia es Abots Anitz, que tras escindirse de la izquierda abertzale oficial superó a Bildu en las elecciones de 2015 del municipio de Fuenterrabía, donde nació esta organización. El pulso se saldó con tres concejales a dos, resultado de 1.443 votos frente a los 867 que consiguieron retener los «reformistas».

Abots Anitz es fruto de una crisis política surgida en 2013 en torno a la participación de mujeres en una fiesta local tradicional, el Alarde. Para muchos, aquel conflicto solo sirvió de excusa para la división.

Su agenda pública es plenamente local y su imagen casi de asociación cultural que organiza colonias para niños. Lo que no es inocente es su choque con Sortu, «la estructura» dicen, de quienes les separa la «imposibilidad de llevar a cabo un debate realmente democrático».