La inmigración repunta en julio pero continúa un 35% por debajo que en 2019
Los argelinos disparan las cifras en el Mediterráneo y desbordan los recursos de confinamiento
Laura L. Caro
La gestión de la inmigración irregular en tiempos del Covid se complica, como lo demuestran los contagios que se van detectando, las dificultades para habilitar puestos de cuarentena suficiente en las zonas de llegada y los esfuerzos que está exigiendo contener a quienes huyen del ... confinamiento. En estos momentos de crisis, uno de los pocos respiros que puede encontrar el Gobierno remite a cifras relacionadas con las llegadas de pateras, que vuelven a estar por debajo del año pasado confirmando que algo se está haciendo bien. Incluso a pesar del repunte que se padeció el fin de semana pasado con la interceptación de decenas de ellas en el Atlántico y, mención especial, en el Mediterráneo, donde se disparan las incursiones de argelinos, al parecer, como resultado de salidas coordinadas de embarcaciones que se programan para intentar superar a los medios de rescate y llegar a las costas por medios propios.
El Ministerio del Interior ha hecho públicas las estadísticas provisionales correspondientes a julio, que incorporan también el sábado y domingo días 1 y 2 de agosto, y que reflejan que el número de inmigrantes que ingresó en España durante este mes es de 2.863. Prácticamente idéntico a 2019, cuando en el mismo periodo se interceptaron embarcaciones con 2.851 personas a bordo. Un año antes, en 2018, conviene recordar que fueron 7.855.
Los buenos datos, no obstante, están en la referencia del acumulado del año, en tanto demuestran que la inmigración irregular por vía marítima se ha reducido un 34,8% al haberse registrado 10.077 entradas frente a las 15.466 de 2019. Esta reducción en un tercio recae sobre unas cifras que a lo largo del ejercicio pasado ya se había conseguido rebajar a la mitad con respecto a 2018, el año en que España contabilizó la mayor avalancha migratoria desde que hay registros, superior incluso a la de la «crisis de los cayucos» en las Islas Canarias de 2006.
El archipiélago vuelve a concentrar la preocupación en tanto continúa la tendencia al alza en el volumen de pateras que acceden a sus aguas y son rescatadas. Van 3.269 inmigrantes socorridos en estos siete meses, cuando la cifra un año antes fue de 519, lo que representa un aumento del 450%.
Con el tráfico de embarcaciones al que se ha tenido que hacer frente este fin de semana en las Canarias han vuelto las imágenes de inmigrantes cumpliendo cuarentena en instalaciones provisionales. Ayer se conocio que 71 de ellos que habían sido salvados el domingo llevan 48 horas en carpas en el muelle del puerto de Arguineguín al estar ya ocupados los dispositivos disponibles para el confinamiento de estas personas, donde la regla es no alojar juntos a viajeros de diferentes pateras. Lo explicaba el delegado del Gobierno, anselmo Pestana. «Ha sido fruto de la llegada de varias pateras a la vez. Como saben, tenemos un recurso (una nave en el puerto de Las Palmas), pero con el protocolo del Covid no pueden mezclarse en un mismo lugar ocupantes de varias embarcaciones».
Con respecto a las fugas de quienes están siendo confinados, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Murcia solicitó ayer que se refuerce la vigilancia de los tres centros de custodia que se han dispuesto en esa región y se adecuen las instalaciones para una adecuada prestación del servicio de vigilancia. Describen la llegada de argelinos como «una auténtica avalancha de inmigración». Según fuentes consultadas, el motivo de la huida de estos inmigrantes tiene que ver con su temor a ser expulsados tras la cuarentena, una repatriación de momento imposible puesto que, como consecuencia de la pandemia, los mecanismos bilaterales de aceptación y entrega de estas personas se suspendieron y no se han reactivado. De ahí que los centros de internamiento (CIE) llamados a recluir a estos inmigrantes pendientes de salida de España permanezcan cerrados.
Al margen de la actividad migratoria por mar, en lo que se refiere al total migrantes llegados a Ceuta y Melilla por vía terrestre -que también contabiliza las llegadas a través del salto del vallado de ambas Ciudades Autónomas, pero también en los dobles fondos de vehículos y otras fórmulas-, los datos reflejan un descenso del 54,6% en el periodo de estudio, al pasar de 3.049 el pasado año a 1.383 en los primeros siete meses de 2020.
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