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La Tercera

Gibraltar, ¿una Andorra del sur?

«El Brexit nos ofrece una inesperada oportunidad de recuperar una plaza que perdimos arteramente hace 300 años y es un agujero en nuestra economía y dignidad como Estado soberano. Pudiera ser que Rajoy, más ducho en la escena interior que en la exterior, se equivoque. O que me equivoque yo, lo que no me importaría, siempre que aprovechásemos el Brexit»

Fotografía de archivo del Peñón de Gibraltar NONO RICO
José María Carrascal

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La posibilidad de una «solución andorrana» al contencioso de Gibraltar se la oí por primera vez a un colega británico con el que sostenía un debate televisivo hace muchos años y, para acabar la discusión, me bastó decir que Andorra goza de soberanía desde 1607, ... bajo la autoridad teórica del obispo de Urgel y del rey francés, y el gobierno de hecho del Consell General de les Valls, mientras Gibraltar es una colonia a descolonizar según normas de la ONU. Pero veo que vuelve en un periódico de cobertura nacional bajo el bizarro titular «Gibraltar, ciudad de dos coronas» como posible «territorio internacionalizado, perteneciente a la Unión Europea, completamente conectado a su entorno gaditano, que se beneficie de una relación privilegiada con España (permitiendo su incorporación aunque evitando su absorción), al tiempo que conserva la que ahora tiene con el Reino Unido». Vamos, que todo siga igual, pero ampliado a su entorno. El negocio del siglo. Claro que no me extrañó al ver el autor del proyecto, Alejandro del Valle, catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de Cádiz, conocido por sus frecuentes intervenciones públicas a favor de las tesis gibraltareñas. Aunque peor aún es que ese artículo sea el resumen de un «estudio» sobre el tema, publicado en su página web por el Real Instituto Elcano, del que nos ocuparemos en otra ocasión. Pues encargar a Del Valle un informe sobre Gibraltar es como encargar a Josep Lluis Alay , el profesor barcelonés que acompañó a Puigdemont en su última correría por Europa, un informe sobre la cuestión catalana . A un periódico, cualquier listillo puede meterle un bolo, pero un Real Instituto, financiado en parte por el Ministerio de Asuntos Exteriores, debería tener más cuidado con sus colaboradores.

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