Felipe González: «No creo que exista una mayoría progresista, que sería mi opción»

González elude contestar a la pregunta de si el PSOE debería permitir con su abstención la formación de un gobierno en España: «No quiero definir la posición del partido como tal», subraya para precisar a continuación: «Dicho esto, creo que ni el PSOE ni el PP ni otros deberían negar la posibilidad de un gobierno para España si no están en condiciones de hacerlo con sus formulaciones y programas».

El exdirigente socialista dice estar «cansado» de que se malinterpreten sus opiniones y lanza un mensaje directo a la dirección de su partido para que dialogue con el PP. «Otra cosa», precisa, «es que haya margen para un acuerdo tras la experiencia de Rajoy».

González reprocha a PP y PSOE las lecturas erróneas que han hecho de las elecciones generales. «El PP no ha leído el resultado como es: una derrota . No solo por perder 60 diputados, sino por su rechazo en el Parlamento». Lo mismo ocurre en el caso de los socialistas: «La lectura errónea también afecta al PSOE, que ha sufrido una derrota clara y debería haber considerado la voluntad de los ciudadanos».

Otro de los mensajes del exmandatario es que haya Gobierno. «La pinza que el PP hizo en Andalucía con Podemos no es un ejemplo a imitar», opina, una crítica que continúa para centrarse en la figura de Rajoy: « Nadie tiene derecho a decir al jefe del Estado que ni acepta ni se retira . Es una irresponsabilidad difícil de calificar».

González se refiere a los posibles pactos y muestra su desconfianza hacia la gran coalición entre PSOE, PP y C’s; «Nace de un fracaso y no se plantea la gobernanza de España a medio plazo». También tiene palabras para el acuerdo entre socialistas y el partido de Rivera. «Si se habla de un Gobierno del PSOE con C’s hay que tener fundamentos programáticos y diputados para apoyarlos», indica en «El País».

En línea con sus últimas declaraciones, González mantiene sus recelos hacia Podemos al entender que «quiere liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia y, de paso, a los socialistas». «Actúa desde posiciones parecidas a las de sus aliados en Venezuela, pero lo ocultan de manera oportunista. Son puro leninismo». El expresidente del Gobierno critica las «actitudes inmovilistas» por entender que estrechan el margen para propuestas de reformas que considera «muy necesarias». Según él, el país vive «un final de ciclo» que no debería afrontarse con «Gobiernos anti lo que sea».