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Los españoles suspenden el actual funcionamiento de la democracia en pleno bloqueo político

Reino Unido, Francia e Italia también hacen un balance negativo, según el Estudio Europeo de Valores 2019 de la Fundación BBVA

Pablo Casado, durante una sesión de control al Gobierno en funciones en el Congreso EP

Marta Dorado

La democracia no funciona como debería. O al menos eso es lo que piensan los españoles, británicos, franceses e italianos, con la salvedad de los alemanes que la valoran positivamente, según refleja el primer módulo del Estudio Europeo de Valores 2019 de la Fundación BBVA presentado este lunes y relativo a la esfera pública. En una escala de 0 a 10, España le otorga una nota de 4,6 puntos, aunque la percepción mejora respecto al año 2012.

Que los españoles hayan evidenciado una visión tan negativa de la democracia puede deberse a que la encuesta de esta investigación se realizó entre abril y julio. Unos meses marcados por las infructuosas negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para conformar Gobierno tras las elecciones generales y que culminaron con una investidura fallida que ha sumergido al país en una situación de bloqueo e inestabilidad política y económica. La desconfianza mutua que se profesan el líder del PSOE y el de Unidas Podemos ha impedido que la legislatura eche a andar y que la llamada a las urnas el próximo 10 de noviembre sea el escenario más probable.

Ante la posibilidad de que se celebren unos nuevos comicios, tal y como recoge este informe, lo que determina en España que una persona vote a un partido político o a otro es el programa, seguido de la capacidad de gestionar la economía, la ideología y los valores éticos de los candidatos . Tan solo un 9 por ciento destaca los conocimientos y las competencias profesionales como un factor relevante.

Otro dato reseñable del estudio es que los españoles son los europeos de los cinco países considerados (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España) que más se identifican con la izquierda, siendo este segmento casi el doble que el que se declara de derechas. Además, llama la atención que los jóvenes españoles simpatizan más con la ideología de izquierdas que sus pares europeos.

Por otro lado, en la investigación se aborda qué papel cree la sociedad que debe desempeñar el Estado para garantizar su bienestar. En España, los encuestados consideran que es responsabilidad del mismo asegurar un nivel de vida digno a sus ciudadanos. En comparación con Alemania y Reino Unido que opinan que le corresponde a cada persona alcanzar ese objetivo, los españoles son quienes más demandan la intervención del Estado en facetas centrales del mercado y también le atribuyen la función de proporcionar servicios básicos como sanidad universal y pensiones.

Falta de confianza en las instituciones

La incapacidad de los políticos actuales para solucionar los problemas que afectan a la sociedad, dejando a un lado las divergencias de fondo y sus intereses personales en beneficio del país, sumado a los escándalos de corrupción en los que algunos se ven implicados, son las causas principales por las que existe una fuerte desafección de los ciudadanos respecto a la clase política . Por ello, los cinco países de la Unión Europea (UE) que participan en el estudio de la Fundación BBVA comparten la idea de que las naciones necesitan representantes que no provengan de la política tradicional, una visión particularmente acentuada en Francia.

Lo cierto es que los políticos, los banqueros y los sacerdotes, por ese orden, se sitúan por debajo del umbral de confianza de la población en todos los países, de manera más significativa en España. En cambio, sí que gozan de la confianza de la población grupos profesionales vinculados al Estado como los policías, los militares y los jueces. Por lo general, los españoles expresan un nivel de confianza algo menor que el del promedio de los otros cuatro países europeos hacia gran parte de las instituciones , con la única excepción de las universidades. Asimismo, en casi todas las naciones, la confianza en los jueces es algo más alta que en los Tribunales de Justicia como institución.

Sentimiento de pertenencia

Los ciudadanos de los cinco estados europeos analizados manifiestan un alto nivel de identificación y orgullo de pertenencia a su respectivo Estado-nación y algunos símbolos como la bandera. Este sentimiento es más fuerte entre los grupos de mayor edad y entre quienes se reconocen como de derechas y de centro.

La mayoría de la población valora favorablemente la pertenencia de su país a la Unión Europea. Esa percepción es más sólida en España, concretamente más de 15 puntos por encima del promedio de los otros cuatro países europeos. De hecho, ante la amenaza de que se produzca un Brexit duro y que el Reino Unido salga de la UE el 31 de octubre sin que se haya llegado a un acuerdo con Bruselas, los ciudadanos aprecian consecuencias negativas en diferentes campos. En primer lugar, más del 45 por ciento de los encuestados de cada país -en Reino Unido asciende al 60%- considera que ello provocará un efecto dominó, de modo que otros países miembros deseen abandonar la UE, y más del 40% que debilitará su influencia en el mundo.

Retos globales

El cambio climático, el terrorismo, los ciberataques o la inmigración constituyen retos de primerísimo orden en el mundo actual. La crisis del Open Arms , sin ir más lejos, ha vuelto a poner este verano en el candelero la importancia de que los países de la UE alcancen un acuerdo sobre política migratoria y asilo. Es decir, que pauten cómo proceder y distribuir a los inmigrantes.

Según el Estudio Europeo de Valores, España y Reino Unido optan mayoritariamente por que el Gobierno ponga en marcha políticas de inmigración que permitan la llegada de nacionales de otros países siempre que existan puestos de trabajo disponibles. Por el contrario, Alemania e Italia, y a un poco más de distancia Francia, prefieren que se establezca previamente unos cupos máximos anuales. Solo una minoría apuesta por la libre entrada. Respecto a los refugiados, los españoles son los más proclives a acoger a personas que huyen de sus países por motivos de guerra, persecución política, étnica o religiosa, y de pobreza.

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