España envía hoy a Dubái dos aviones A400M para la evacuación de 25 españoles y unos 400 afganos

Las naves saldrán de la Base Aérea de Zaragoza y cubrirán la primera fase de repatriación. La decisión de enviar los dos aviones a Dubái se produce después de que Emiratos Árabes anunciase que está dispuesto a acoger como base logística las misiones de rescate de todos los países con delegaciones diplomáticas en Afganistán.

El A400M posee una capacidad de 116 asientos, una fila en cada lado, más una fila doble en el centro del fuselaje. Los dos aviones tendrán que evacuar, en principio, a una cifra de personas superior a las 400. Estas aeronaves estarán preparadas en Dubái con el objetivo de conformar un puente aéreo con Kabul.

Exteriores confirmó que se encuentra coordinando con otros socios de la Unión Europea y la OTAN una respuesta que asegure la protección de sus trabajadores en Afganistán, pero desde el ministerio que dirige José Manuel Albares no dieron más detalles del plan por motivos de seguridad . El departamento volvió a ratificarse en las palabras de Albares: «No dejar a nadie atrás». Este plan de evacuación lo está llevando a cabo, individualmente, el Gobierno de España. Sí se están produciendo reuniones de coordinación con, por ejemplo, la OTAN, aunque de marcado carácter estratégico sobre todo en materia logística. En el último de los encuentros, el viernes, no se habló de un plan conjunto de evacuación con los demás países europeos y de la organización trasatlántica. En concreto, Exteriores ha estado en contacto con los ministerios de Defensa, Interior e Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para coordinar esta evacuación.

Tras conocerse la toma de Kabul por los talibanes, Albares publicó un mensaje donde comunicaba la aceleración de la evacuación de los españoles, afganos que han colaborado con España y sus familias, en coordinación con la ministra de Defensa , Margarita Robles. «Apoyaremos a la UE y su servicio exterior para una salida ordenada del personal europeo y local», aseguraba el ministro.

El viernes, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, anunciaron el inicio de la repatriación del personal de la embajada española en Kabul. Esta orden afecta a tres diplomáticos: el embajador en funciones, Gabriel Ferrán, el titular de la segunda jefatura y una persona adscrita a labores de secretariado. A estas tres personas se suma el equipo de seguridad de la embajada (17), además de cerca de una decena de personal local que colaboraban en la sede diplomática.

En el anuncio del viernes, Albares también incluyó a los cinco españoles que quedaban en el país y a los afganos y sus familias que trabajaron «codo con codo con nosotros». Entre los trabajadores de la embajada, el personal local, la seguridad y los traductores e intérpretes que colaboraron con el Ejército español, junto con sus familias, la cifra podría elevarse a cuatro centenares de personas. Desde el Ministerio de Exteriores no han explicado hasta qué grado de parentesco llegarán a la hora de evacuar a las familias de los afganos. El titular de Exteriores se vio obligado a rectificar el viernes en su intención de mantener abierta la embajada, después de que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños mostrara la intención del Gobierno de que el personal diplomático en Kabul permaneciera en sus puestos de trabajo.

Los propios intérpretes, en conversaciones con ABC, aseguraron desde Kabul que la capital permanecerá unos días segura y esperan poder salir pronto. No obstante, las últimas noticias que tienen desde la Embajada española es que «entre el 23 y 27 de agosto podríamos salir. De momento las conversaciones con la embajada están paradas. Permanecemos a la espera».

Desde el Partido Popular pidieron ayer la comparecencia urgente de Albares y la repatriación inmediata del personal diplomático, y de los afganos y sus familias que colaboraron con las tropas. «El Gobierno debe dar explicaciones de por qué hace 48 horas el ministro Bolaños decía que no iba a haber evacuación y ahora se está preparando una», aseguran desde el PP. «Es la constatación de que no había un plan», se quejan.