Rivera afirma que dirigentes como Casado entienden «un poquito mejor que Rajoy cómo se suma»

En una entrevista en Antena 3, Rivera reconoció que Ciudadanos no es quién para hacer al PP «las primarias que no tiene» y promover la sustitución de Mariano Rajoy como candidato, pero tampoco ese partido puede «contar con los escaños de Ciudadanos» sin una negociación previa.

Aunque insistió en que no reclama «la cabeza» de Rajoy, sí dejo claro que quien ha dejado a Rita Barberá en la Diputación Permanente del Senado y permite que haya implicados en casos de corrupción «condicionando» la acción del Gobierno no puede ser quien lidere la nueva etapa política marcada por la regeneración democrática.

Rivera cree que en las elecciones de junio el país se enfrente al dilema de volver «a la España a garrotazos del cuadro de Goya» dividida en extremos y bandos, o buscar la moderación y el acuerdo como se hizo en la transición.

En ese sentido, cree que dirigentes del PP como Pablo Casado entienden «un poquito mejor que Mariano Rajoy cómo se suma» para intentar formar Gobierno cuando no se tiene mayoría suficiente en solitario.

Sobre esa premisa, criticó el aparente intento del PP de centrar sus críticas en Ciudadanos ignorando a Podemos para que el partido de Pablo Iglesias desgaste al PSOE. Alertó de que «el peligro» no es su formación sino en querer hacer de Podemos «los buenos chicos del barrio» y que con ello «el populismo se ponga las botas».

Rivera se refirió también a la aparente intención de Iglesias de moderar el tono con el PSOE ante la posibilidad de un acuerdo poselectoral, y se mostró irónico al asegurar que «los días pares insulta» a los socialistas y los impares «tiende la mano pra dejarles que entren en su Gobierno».

«Muy humilde todo», bromeó, al tiempo que criticó la «prepotencia» demostrada por Iglesias, su «incapacidad» para negociar y su intención de superar a Sánchez como único objetivo estratégico.

Le dijo, además, que el muro de Berlín cayó en 1989, y sumar a Izquierda Unida a su candidatura puede servirle para «tapar la sangría interna» pero no para hablar de nueva política, «porque no hay nada más viejo en el continente que el comunismo».