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La crisis económica, Cataluña y el pulso judicial condicionan la nueva etapa en el Gobierno tras los Presupuestos

En el Gobierno resaltan el aumento de sus apoyos y apuntan a una legislatura larga. Las alianzas que nazcan a partir de las elecciones catalanas marcarán la estabilidad de la mayoría auspiciada por la coalición

Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Pablo Iglesias, ayer, en el Congreso de los Diputados EFE
Víctor Ruiz de Almirón

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«Si nos lo dicen en mayo no nos lo habríamos creído». La frase es del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias , que en una conversación informal con un grupo de periodistas durante la cumbre hispano-Italiana de Palma dibujaba un escenario de estabilidad para la coalición. Aunque asumiendo que seguirán produciéndose discusiones en el seno del Ejecutivo.

El Gobierno logró ayer aprobar las cuentas en el Congreso de los Diputados con 189 votos a favor y el concurso de 11 partidos distintos. Son 22 escaños más de los que pudo sumar Pedro Sánchez en su investidura hace menos de un año. Ese es el escenario al que Iglesias se refería hace unos días, rememorando como en mayo y junio la coalición estaba en minoría y tuvo que recurrir a Inés Arrimadas para poder sacar adelante las prórrogas del estado de alarma.

Esa es otra de las lecciones de este otoño presupuestario: Ciudadanos ha elegido un nuevo camino de relaciones con el Ejecutivo. Un intento fallido en tanto que su intento de sustituir a los independentistas fue doblegado por el órdago del vicepresidente segundo dentro de la coalición.

Moncloa mantendrá abierta esa puerta para tener vías de escape , ahora que los partidos independentistas de ERC, Bildu y PDECat han pasado a engrosar la lista de aliados estables que, tras apoyar los Presupuestos, exigirán contrapartidas al Gobierno.

Todas las fuentes consultadas en las últimas semanas coinciden en que con los Presupuestos aprobados empieza otra etapa. En la que Pedro Sánchez tendrá más autonomía dentro del Consejo de Ministros respecto a Pablo Iglesias. No existe mayoría en contra en el Congreso de los Diputados y con unos Presupuestos se puede agotar la legislatura en noviembre de 2023.

Son pocos los que en el PSOE quieren romper con Podemos. La sensación es que no hay alternativa y que la repetición electoral del 10 de noviembre enseñó que «la falta de acuerdo en la izquierda tiene un coste incalculable», resumen un dirigente socialista. «Pedro y Pablo han hablado mucho y coinciden en que un final abrupto de la coalición no sería bueno para ninguno de los dos », aseguran en Unidas Podemos. «Si vamos a una legislatura larga, tras tantos años de sobresaltos, y se nota la recuperación económica... la coalición se verá reforzada», vaticina un antiguo dirigente socialista con buenos vínculos en ambas patas de la coalición.

Pero sí existen en el PSOE y dentro del Gobierno figuras que anhelan que esta nueva etapa permita al presidente del Gobierno tener «más autonomía» respecto a Iglesias. En podemos son conscientes de que el nuevo tiempo político va a depender de hasta dónde baja la capacidad de Iglesias para poder seguir marcando el rumbo estratégico del Gobierno, como ha hecho con los Presupuestos, y hasta dónde puede influir en la agenda económica. «Nuestra posición es modesta, somos el socio minoritario. Estamos satisfechos de algunos resultados, pero la mayor parte de las veces los que tenemos que ceder somos nosotros», dijo ayer Iglesias en una entrevista en La Hora de La 1. «Nuestro trabajo es sacar el máximo partido al peso que tenemos» . El vicepresidente segundo se aventuró a decir que no va a haber cambios en la coalición tras la aprobación de los Presupuestos. Aunque esa potestad reside solo en el presidente. Sin alterar los pesos de la coalición, en el Gobierno dan por seguro que Sánchez hará ajustes cuando la situación de la pandemia haya mejorado.

Pero esta nueva etapa, y el rumbo que finalmente tome la legislatura, dependerá de dos elementos que se resolverán en el primer trimestre de 2021. Y de un tercero que lo impregnará todo. Este último es clave: la crisis económica derivada de la pandemia. Este factor aleja cualquier fantasma de anticipo electoral. Aunque en la coalición celebran datos demoscópicos que corroboran que su apoyo sigue estable en lo valores de hace un año y que el presidente «es el líder mejor valorado», insisten en La Moncloa. «El PSOE y el Gobierno es lo único sólido actualmente» , dicen en la presidencia del Gobierno en comparación con el resto del arco parlamentario. Pero los efectos adversos de la crisis hacen preferible para el Ejecutivo el escenario de una legislatura larga . Todos los mensajes van en esa dirección.

Y aunque con los Presupuestos aprobados el Gobierno puede poner las luces largas, en el medio plazo tendrá que seguir gestionando una pandemia que solo se espera que pueda estar bajo control a finales del 2021. Y eso sí las campañas de vacunación cumplen con lo previsto y todas las vacunas a punto de recibir autorización sanitaria resultan efectivas. Además, en el plano netamente político el nuevo tiempo político tiene una primera piedra de toque con las elecciones catalanas.

Hasta que no se conozca la composición final del nuevo parlamento muchas incógnitas quedarán en el aire. La posibilidad de un tripartito dependerá no solo de que ERC, PSC y los comunes sumen, sino de cómo quede también la suma y la relación de fuerzas en el ámbito independentista.

Si ERC y PSC están dispuestos a soportar el coste interno de abrazar esa opción, la legislatura larga en Madrid se deslizará claramente por la alianza de la coalición con los independentistas. Si no es así y se conforma un nuevo Govern de fuerzas independentistas la legislatura nacional estaría plagada de incógnitas porque las actuales alianzas de la coalición se debilitarían. La decisión del Gobierno sobre los indultos puede derivar de lo que suceda en las urnas y en la confirmación del Govern.

Y es que desde la parte socialista del Gobierno rechazan las presiones de Iglesias y quieren desvincular esta decisión sobre los indultos del calendario electoral catalán. Este diario ya publicó el pasado martes que el Gobierno no esperaba tener que pronunciarse al respecto antes de las elecciones catalanas . Y ahora mismo no depende de sí mismo.

Y como mar de fondo el pulso judicial. Un pulso a varias bandas. En primer término entre el conjunto del Gobierno con el PP para renovar el CGPJ. Este miércoles los partidos de la coalición registraron una nueva proposición de ley para recortar los poderes del CGPJ una vez su mandato entra en funciones, como actualmente. Pero desechando la parte de la reforma que buscaba rebajar las mayorías para renovar el órgano y que permitiría excluir al PP. Mientras Iglesias presiona, como publicó ABC, para recuperar esa reforma e incorporar en el reparto a Bildu y ERC.

En el Gobierno insisten en que el acuerdo con el PP está cerrado. El PP lo niega. Y ayer el vicepresidente Iglesias se desmarcaba diciendo que «no hay acuerdo» con el PP para la renovación y advertía de que al Ejecutivo se le está «agotando la paciencia». En Moncloa también se apunta a que el tiempo que se le ha otorgado al PP «no es infinito», pero la reforma parcial impulsada esta semana sí da muestras de que el Gobierno ha decidido esperar. La forma en la que se resuelva esta cuestión y los resultados de las catalanas determinarán en buena medida el tipo de travesía que Sánchez tendrá que recorrer en una legislatura que ayer aseguró que podrá alargar, si lo desea, hasta finales de 2023.

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