El chófer, al juez: «Me preguntaban por la información que Bárcenas tenía sobre Aznar, Rajoy y Cospedal»

En la comparecencia, que se produjo a petición propia, Ríos desgranó a preguntas de su abogado, del juez Manuel García Castellón y los fiscales cómo acabó involucrado en la operación y defendió que en todo momento los comisarios José Manuel Villarejo, Enrique García Castaño y Andrés Gómez Gordo le dijeron que era oficial, de carácter «judicial» y que estaba amparada por el Ministerio del Interior y contaba con el conocimiento del Partido Popular, donde él había estado trabajando.

En este sentido, explicó que tras un primer acercamiento de García Castaño se puso en contacto con Gómez Gordo, hombre de confianza de María Dolores de Cospedal, a quien conocía del pasado. Él auspició su primera cita con Villarejo: «Quedamos en el McDonalds, en la terraza y se acerca Andrés Gómez Gordo, me presenta y el señor Villarejo amablemente le pide 'vete a tomar un café que voy a hablar con tu amigo'. Me saca una placa con distintivo oficial y rompiendo un poco el hielo me saluda y me dice que le han hablado muy bien de mí, que es amigo de Andrés, que tiene mucha relación con los jefes de mi anterior empresa, que era el PP y que estuviera tranquilo».

Su abogado pregunta entonces si Villarejo le referencia la existencia de buena relación con Cospeda l. «Sí, sí. Eso es lo primero que me manifiesta», responde Sergio Ríos, que confirma asimismo referencias al marido de la entonces secretaria general de los populares, Ignacio López del Hierro en aquella primera reunión, de «veinte o veinticinco» que sucederían y que duró «diez minutos».

De hecho, las alusiones al posible origen de la trama en el Partido Popular llaman la atención del juez, quien plantea si el hecho de que una persona de Génova le llamase para ofrecerle un trabajo que acabó siendo como conductor de Luis Bárcenas a principios de 2013 no podría tener relación con que sólo unos meses después, le captasen de confidente. «Si usted me pregunta que si visto el tiempo tengo cada vez más claro que me buscaron aposta, sí. No creo en las casualidades », contesta.

Esta línea vuelve a aparecer después, cuando a preguntas ya de los fiscales, Ríos confirma que tanto Villarejo como Enrique García Castaño, que eran sus principales interlocutores le pidieron que estuviese atento por «si escuchaba algo de la financiación de la campaña de Esperanza Aguirre, de Fundescam, de senadores, del hermano del señor Bárcenas, de otros senadores y diputados...».

«Me preguntaban insistentemente sobre la secretaria general (Dolores de Cospedal), del presidente actual (Mariano Rajoy) y del anterior (José María Aznar), sobre la boda de la hija de Aznar (...) sobre si Bárcenas tenía información de Aznar y de Rajoy y de los negocios del yerno, de Agag. Si había escuchado algo de la financiación en la boda, en las reuniones con Pablo Crespo...», llegó a detallar. También sobre «Fundescam y la financiación de las campañas de Esperanza Aguirre».

El juez, tras escucharle, apuntó que esta información «desborda» la investigación concreta sobre el botín oculto de Bárcenas y el papel del Ministerio del Interior, pues estaría buscando datos que puediera tener sobre terceros. Es decir, el juez evidencia tras escuchar al chófer de Bárcenas que Villarejo y García Castaño insistían en saber qué información tenía el extesorero que pudiera ser perjudicial para el PP, lo que no encaja en la línea de defensa de los imputados, quienes sostienen que la operación policial era legal.

En esa lista de intereses aparecen más nombres. Ríos contó al juez que Villarejo quería saber también sobre reuniones de Bárcenas con cargos como Javier Arenas y, especialmente, si tenía algo contra el presidente Mariano Rajoy. «Sí (me preguntaron) Y ellos en todo momento manifestaban que tenían trato y venían con ordenes superiores», añadió.

Interior, con todo, está en el centro de la declaración. Ríos asegura que Villarejo le dijo desde el principio que iba a «colaborar con una investigación de policía judicial». «Si colaboras con la policía y la autoridad judicial no estás haciendo nada malo, nos estás ayudando. Es por tu bien. Tu jefe es un delincuente. Y me lo recordaba muchísimo y que todo está auspiciado por la superioridad y por el Ministerio de Interior».

Le indicaron, además que el cobro de 48.000 euros en fondos reservados a razón de 2.000 al mes «estaba autorizado por el Ministerio del Interior en la partida del secretario de Estado » lo que le daba «también mucha más confianza», y le insistieron en que sus responsables tenían conocimiento, porque «si no, no podía efectuarse» algo así. «Villarejo me explicó que era una garantía del trabajo».

Aseguró que «de continuo» le hacían referencias al ministro Jorge Fernández Díaz. «Me manifiestan que despachaban en el Ministerio, en la Secretaría de Estado. Hablamos del ministro Jorge Fernández Díaz y del secretario de Estado y entiendo que del Director Adjunto Operativo de la Policía, se daba por hecho», respondió cuando le preguntaron a quién reportaban esos policías con los que hablaba.

Para Ríos, hubo un gesto que fue definitivo: «Una de las las veces (...) Villarejo me dice ya que estás conmigo, aprovecha y me acercas a un sitio. Le dejé en la puerta del Ministerio del Interior y entró del tirón, sin identificars e. Otro dato que a mi me daba la importancia. Hay edificios que si a usted no le conocen, no le va a dejar entrar directamente la Policía», apuntó.

En cuanto al papel de cada uno, señaló a Villarejo como su «controlador», que tenía la función de recabar la información. A García Castaño le concedió un papel «más técnico» pues le preguntaba por «direcciones, personas...».

Según su declaración, le mostraron varias veces fotografías de seguimientos para que identificase a personas. Consta un pendrive que l e fue intervenido en su domicilio con vídeos y fotos tomados a la puerta del despacho de Javier Gómez de Liaño , que, en aquella época, representaba a Bárcenas. Según Ríos, lo iba a aportar antes de que se lo incautaran y lo tenía porque García Castaño se lo dejó para que lo mirase por si identificaba a alguien y luego ya no se lo reclamó.

También reconoció haber trasladado mucha documentación, para empezar, la mudanza con un mozo y una furgoneta alquilada del material que guardaba Bárcenas en su despacho en la sede de Génova hasta su domicilio. Niega no obstante haberse hecho con papeles o que los policías de la Kitchen, que de vez en cuando «revisaban el vehículo» de Bárcenas, se hiciesen con nada. También niega haberle dado dos teléfonos móviles viejos del extesorero a García Castaño y asegura que parte de sus firmas en los recibos de gastos con fondos reservados están falsificadas.