Chávez, el ocaso de un régimen
La espléndida crónica de Emili J. Blasco en ABC saca a la luz algo que en las cancillerías y gobiernos políticos de países vecinos, así como en la propia Venezuela, ha sido durante mucho tiempo un secreto a voces: que el régimen de Chávez ... también trafica con droga. El primer paso fue la colaboración con el terrorismo que practican las FARC, siempre rechazada con acusaciones de vínculos al «Imperio» a quienes investigaban o apuntaban hacia esa dirección (incluida la Justicia española). Ahora, de forma cruda y aunque solo incipiente en cuanto a información al descubierto, datos que avalan que el Gobierno venezolano, mediante su ministro de Defensa y algunos generales afectos, con el conocimiento directo del propio Chávez, controlaba y participaba en operaciones de tráfico de drogas.
Es el segundo y definitivo episodio de conexión entre la Venezuela chavista y un grupo terrorista (las FARC), que desde hace muchos años ha hecho del tráfico de droga (además del secuestro) su «modus vivendi», en los sombríos, ignotos y poco civilizados territorios de la frontera venezolano-colombiana. Como suelen emerger realidades tan ocultas y tan abyectas, la creciente debilidad del enfermo Chávez, y, con ello, el inicio de descomposición de su régimen, han llevado a uno de sus antaño colaboradores, ahora huido, el juez Eladio Aponte, a trasladar a la Agencia Antidroga Estadounidense, la DEA, información detallada que puede tener consecuencias hasta ahora insospechadas.
Además de avalar con pelos y señales al alto grado de corrupción del régimen, la forma en la que el juez Aponte ha destapado el escándalo, trasladando a Washington durante tres meses valiosos papeles en poder de quien formó parte del mismo clan que ahora denuncia, convierten el escándalo en el mejor guión posible para una auténtica película de acción, una suerte de «Caracas connection». Nada que no pudiera resolver el caudillo Chávez con algo de verborrea bravucona y con algunas decisiones fulminantes… si no fuera porque Chávez cada vez es menos Chávez. Abierto en canal con toda su crudeza un escándalo de grandes proporciones, vienen por delante meses delicados para uno de los países más importantes del cono sur , que afrontará en octubre las primeras elecciones presidenciales en más de un decenio que pueden acabar con el mandato de Hugo Rafael César Chávez, el caudillo de Sabaneta. Que un grupo de generales afines a él sean señalados con el dedo por corrupción en máximo grado no parece el mejor de los ambientes electorales
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