La célula encargó fotos de un centro comercial de Gibraltar
El yihadista turco pidió imágenes aéreas a su instructor de parapente
La célula encargó fotos de un centro comercial de Gibraltar
«Aquí huele a lejía que apesta». El olor a limpio «envenenado» que desprendía la casa de Virgen de Loreto en La Línea de la Concepción cuando la Policía entró a registrarla el miércoles no pasó desapercibido a ningún agente. Eso y ... la enigmática frase en árabe que soltó la dueña, marroquí, a su marido Cengiz Yalzin: «No te preocupes que he limpiado todo» . A su marido acababan de detenerlo en Gibraltar, donde trabajaba como capataz de obra. El zulo hallado, el «armario de las especias» , según declaró al juez el turco, estaba vacío aunque la sospecha es que ha albergado explosivos. Pero esos explosivos no han aparecido.
Los agentes solo hallaron debajo de una cama un tarro con 150 gramos de pólvora de pirotecnia con una mecha, un «petardo». Insuficiente material para acusar por un delito de integración en organización terrorista. «Es necesario acreditar el vínculo de ese explosivo con una finalidad terrorista», explican fuentes jurídicas.
La sospecha es que el turco y sus dos amigos caucásicos podrían estar preparando un atentado con un método desconocido: desde un parapente o un ultraligero. Yalcin, que trabaja en Gibraltar, pidió a un instructor de vuelo que captara para él fotos aéreas de un centro comercial del Peñón, según fuentes antiterroristas. En la casa del turco, se hallaron un manual de parapente y aviones de aeromodelismo . Yalcin, que ha sido encarcelado, asegura que es el hobby de su hijo. Guardaba también fotos de carné de los caucásicos, quizá para «fabricar» documentos falsos y que estos pudieran moverse con impunidad.
Con cloratita y pólvora
Yalcin lleva seis años en España. Trabaja como capataz para una empresa de construcción del Peñón y aseguran que es un «broncas», pero cualificado. Él presume de hablar cinco idiomas y de que su hijo estudia en Alemania, un país que también lo había fichado.
Mientras en el chalé de La Línea se buscaban explosivos , los Geo se abalanzaban en un bar de Almuradiel (Ciudad Real) sobre dos armarios empotrados: dos caucásicos, un daguestano y un checheno, considerados los miembros operativos de una célula yihadista, con intención de atentar. A punto estuvo el que dijo llamarse Ahmad Avar -el juez ya tiene sus identidades reales gracias a la colaboración de otro país- de escapar a empellones. Él y el checheno Muhammad Adamov (también nombre falso) se dirigían desde Algeciras a Irún en autobús. Llegaron a nuestro país hace menos de dos meses, procedentes de Rusia, después de pasar por Italia y Grecia.
«Han estado haciendo pruebas con pólvora y con cloratita. Sobre eso no tenemos dudas, pero no sabemos qué han hecho con el material», detallan las fuentes consultadas. La investigación ha sido muy corta en el tiempo , otro problema para aquilatar pruebas. La conversación grabada por los servicios policiales franceses al supuesto jefe de la célula no deja dudas: «Vamos a ir a España porque allí es más fácil conseguir explosivos» . Ya en nuestro país, el daguestano llamó a un teléfono francés. Cuando se ha podido investigar ya no existía.
Los policías los han visto moverse, reunirse con alguna gente, acudir a la casa del turco desde el piso alquilado en San Roque, preguntar... y así supieron de sus intenciones de marcharse el pasado miércoles. Antes de eso, no daban crédito cuando los dos caucásicos acudieron a una escuela de parapente en la Autovía del Mediterráneo, junto a Algeciras, a tomar clases al tiempo que se citaban con un abogado turco de La Línea, supuestamente para saber cómo pedir asilo político. Sin dinero, llevaban 17 euros cuando los detuvieron, ¿a qué venían esos vuelos de recreo, que cuestan una media de 180 euros?
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